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14.12.2015

Ordenación sacerdotal del zornotzarra Jon Rojas, en Larrea

En nuestro entorno son cada vez menos habituales las ordenaciones sacerdotales. La última tuvo lugar el pasado mes de junio. En aquélla ocasión Jesús Llarena ingresó en la lista de los 288 presbíteros diocesanos. Esta vez el obispo realizará la imposición de manos a un religioso, Jon Rojas. El carmelita descalzo de 33 años de edad celebrará su Primera Misa el domingo, a las 12:30 horas, en la parroquia de San Juan Bautista de Amorebieta-Etxano. Rojas convive en la comunidad del convento de Larrea junto a otros cinco frailes.

Jon Rojas se muestra ilusionado pero algo abrumado por la nueva responsabilidad que asume este sábado. Hasta ahora era un Carmelita Descalzo con voz, voto y algunas encomiendas internas. A partir de ordenarse sacerdote podrá además celebrar misa, confesar y predicar ante sus propios vecinos. “Considero que debemos ser coherentes con el mensaje que emitimos y los feligreses me conocen, por lo que la responsabilidad es aún mayor”.
Aunque parece que una vez se decidió por seguir su vocación descartando formar una familia, “tras una gran batalla interna”, lo más lógico hubiera sido ingresar en el convento que estaba cerca de su casa, meditó mucho esta opción. Realizó sus primeros estudios en el Colegio el Carmelo de la localidad, fue allí además donde impartió clases de religión, pero quiso valorar otras alternativas antes de decantarse por los Carmelitas Descalzos. “Invité a mis alumnos a que realizaran un análisis profundo sobre las distintas órdenes y así pude hacer, junto a ellos, mi reflexión particular”.
Finalmente decidió vivir una experiencia de unos diez días con los Carmelitas Descalzos de Calahorra. Allí se reafirmó en su opción de vivir la vocación en una comunidad. “Necesito compartir mi vida de fe con otras personas”, explica. Tras esta primera etapa vinieron otras en Benicassim, Salamanca y ésta última, en el convento de Larrea.
Siete años de formación
Fue el  Viernes Santo de 2008 cuando el mensaje de un sacerdote “hizo que escuchara la llamada de Dios” y cambiaran sus planes. La reacción de su familia no fue demasiado buena, ya que su ama se encontraba muy enferma en ese momento y le costó hacerse a la idea. Sus amigos lo asumieron mejor, porque además era el segundo carmelita de la cuadrilla.
Jon Rojas dice que muchas veces le preguntan la razón por la que quiere seguir el resto de su vida como Carmelita Descalzo. Confiesa que no sabe dar una respuesta desde la razón pero contesta desde el corazón: “soy feliz viviendo lo que estoy viviendo y he vivido. Esta felicidad me la ha dado Jesús por medio de una comunidad”.
El carmelita finaliza su reflexión recordando una frase de Santa Teresa: “Juntos andemos Señor”.