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29.11.2011

Las Hnas. Carmelitas se despiden de “Venerables”

Las Carmelitas Misioneras Teresianas se despidieron ayer, tras 62 años de servicio, de la Residencia de Venerables, con una Eucaristía presidida por el obispo. Las religiosas se marchan de la casa por motivos de reorganización y “porque la edad no perdona”, tal y como relata su superiora, Felisa Zarrabeitia.

En 1949 solicitaron la ayuda de las Carmelitas Misioneras Teresianas para la atención de la Residencia de Venerables Sacerdotes, Obra Social de la Caja de Ahorros Vizcaína. Las religiosas aceptaron la misión por tratarse de una fundación de beneficencia al servicio de los Sacerdotes mayores y necesitados.
A partir de 1982, esta Obra Social, pasó a ser “Obra en Colaboración” con el Obispado de Bilbao y las Hermanas continuaron prestando sus servicios, hasta la actualidad.
Las cuatro religiosas que han estado acompañando a los diez sacerdotes residentes proseguirán su labor en otros destinos. Felisa Zarrabeitia, la superiora de la Residencia los dos últimos años, se encargará, a partir de mañana, de la coordinación de la Casa de Espiritualidad de Begoña.
La Casa de Espiritualidad atendida, actualmente, por cinco religiosas está abierta a todas las personas relacionadas con la diócesis. Dispone de 27 habitaciones individuales y 6 dobles. Además dispone de espacios de encuentro hasta para 60 personas. Dos capillas, un oratorio y un comedor para cien comensales.
La responsabilidad de la Casa recaerá en Felisa que a sus 81 años muestra un gran coraje aunque confiesa que está un “poco cansada”. Así y todo, acepta el reto hasta que se celebre el capítulo provincial, en julio. “A partir de ahí, ya veremos”, dice, porque  “éste tipo de encomiendas no se sabe cuándo finalizarán a ciencia cierta”.
Desde Erletxes hasta Brasil pasando por Roma
Felisa Zarrabeitia nació en Erletxes (Galdakao), el 18 de mayo de 1931. A los 14 años, después de unos ejercicios en la Casa de Espiritualidad, decidió ser monja. Como era la pequeña de la familia, no le dieron permiso hasta que cumplió los 20 años.
Una vez de recibir el permiso de su padre, ingresó en la casa de las Carmelitas Misioneras Teresianas de Amorebieta, el año 1951. Después del postulantado, realizó el noviciado en Tarragona y estuvo sirviendo en algunas localidades Catalanas.
Posteriormente, el año 1955, la destinaron a Roma. Felisa finalizó la carrera de enfermera, estudió teología y, en ese período, fundó la Clínica Marco Polo. Tras un tiempo de descanso, “porque enfermé de agotamiento”- explica-, la volvieron a destinar de superiora a la Clínica Marco Polo.
Felisa estuvo trabajando durante 12 años en el Consejo General de Roma, “llevando una vida de gitanos”, matiza, “un día aquí y otro allá”. El año 1996 la destinaron a Brasil y allí desempeñó diferentes servicios hasta el 2009. Ese mismo año, tras un periodo de descanso, se instaló en la Casa de Espiritualidad, y le nombraron superiora de la residencia de Venerables, hasta hoy. Mañana comenzará a ejercer de superiora en la Casa de Espiritualidad. “No me dejan jubilarme”, comenta riéndose, mientras sus ojos azules desprenden el brillo de una mujer “pluriempleada” pero con un gran coraje.