La intervención de Julio Gómez se centró en cuatro apartados: El sufrimiento de las personas que elegimos cuidar; claves para construir la esperanza desde el cuidado y el autocuidado; tareas para construir la esperanza y signos de esperanza en nuestro entorno.
Como tareas para construir esperanza, Julio Gómez invitó a estar atentos a las personas más vulnerables, viendo lo que los demás no ven, poniendo a todos -instituciones y comunidad- ante la responsabilidad de generar respuestas. Ante las dificultades de acceso «crear puentes para posibilitar que nadie se quede fuera».
Gómez también defendió el cuidar rehabilitando (no sustituyendo) y denunciar las limitaciones de nuestros sistemas de protección social y sanitaria, «exigiendo respuestas reales».
Signos de esperanza
Belén Rodero, del equipo Ministerial de la Unidad Pastoral (UP) Portugalete y responsable de pastoral y extensión universitaria de la Escuela Universitaria de Magisterio BAM, señala que Julio Gómez también puso en valor que en nuestro entorno hay ya signos de esperanza «la solidaridad de tantas personas que cada dia se movilizan para cuidar de las personas más vulnerables (en el vecindario, en el voluntariado, en la comunidad…)», además del reconocimiento del otro, su dignidad y su autonomía… Y el valor del viaje, del camino, del proceso… porque aunque la meta está lejos podemos reconocer cada paso del camino como una oportunidad… porque la esperanza se construye secuencialmente».
Durante la sesión que concluyó con la canción «Alegría» del Circo del sol, se habló sobre el cuidado mutuo «con el que construimos comunidades de esperanza».
