En el retiro, en Barnezabal, han participado personas de diversas comunidades parroquiales y diferentes edades. «Unas y otros -explicaban al finalizar- nos sentimos llamadas a estar en nuestras comunidades parroquiales, a ser presencia de Dios en nuestros entornos, en nuestros pueblos y barrios. Queremos dar testimonio de don y gratuidad en la vida diaria, donde lo que ofrecemos no está sujeto a la oferta y la demanda, no se compra y vende».


«Este primer retiro intercomunidades parroquiales nace y busca ser movimiento al aire del Espíritu, todo al servicio del Evangelio, para mejor amar y servir, hoy al mundo».
El fin de semana ha contado con tiempo de reflexión personal, testimonios, eucaristía y momentos oracionales. En castellano, han sido acompañados por Gabriel Otalora, laico, miembro del grupo de sinodalidad de la Unidad Pastoral (UP) Gobela-Galea y, en euskera, por Jose Mari Kortazar, cura diocesano y vicario territorial de la vicaría V (Gernikaldea).
Algunas reflexiones al finalizar: «Queremos ser testimonio de comunidad, esa experiencia de nueva familia que nos lleva el Espíritu. Ser testimonio de caridad y despertar de este mal sueño de inhumanidad e individualismo, que tanto daño nos está haciendo a la revolucionaria experiencia de fraternidad. Testimonio de valentía, con la fuerza del Espíritu no tenemos miedo a las pruebas. Nada nos separa de la experiencia honda de ser amados por Jesús».

Desde la organización, agradecen a las comunidades parroquiales de las vicarías IV-V-VI, a Gabriel Otalora y a Jose Mari Kortazar «por acompañarnos en este proceso de siempre desvelamiento. Tal vez, esto, pueda ser el inicio de ese ‘movimiento parroquial’ que ya está en marcha. Aurrera!».
Convivencia misionera en Berriz
Entre las actividades de la convivencia celebrada en el albergue Maturana, el sábado contaron con el testimonio de Estela, Mercedaria Misionera de Berriz, «Mi tierra nuestra tierra», sobre cómo ser semillas de vida en esta tierra siguiendo el camino de Jesús».