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07.07.2018

¿Por qué fundó una bermeana un convento en Lekeitio en el s. XIV?

Hoy, tendrá lugar el acto principal de la celebración del 650 aniversario de la fundación del convento de las dominicas de Lekeitio. A las 12 h. el obispo presidirá la eucaristía a la que acudirá, entre otras autoridades civiles, el lehendakari. Acompañarán el oficio el coro de Lekeitio `Kresala´ y la mezzosoprano Itxaro Mentxaka. Posteriormente, Mons. Iceta bendecirá un retoño del árbol de Gernika e intervendrán en el acto, dirigido por el párroco D. Benito Ansola, la priora del convento, el alcalde de la localidad y la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia. Ayer, el director del Museo de Arte Sacro, Juan Manuel González Cembellín, inauguró el programa de la conmemoración con una conferencia sobre la historia del convento Santo Domingo de Guzmán.

¿Por qué y para qué se funda?
Juana Ibáñez de Arsuaga, una bermeana, quiso fundar un convento de monjas femenino de la orden de Santo Domingo. Pero dudaba entre hacerlo en Bermeo o en Lekeitio. Finalmente, tras conseguir los pertinentes permisos, lo hizo en Lekeitio, porque en su localidad natal ya había un convento de franciscanos y una parroquia y, las limosnas no eran infinitas.
Hay que enmarcarlo en el contexto social del s. XIV
Ella quería ayudar a la Iglesia en su proyecto de alcanzar una sociedad mejor, y para ello optó por dar una gran limosna, que se materializó en concreto en la creación de un convento. Un convento desde el que las monjas iban a rezar por la salvación de todas las personas. En la época esta aspiración de las personas de las villas `por ganar el cielo´ aunque fuera a base de donativos, de limosnas, encontró un destino que se podría considerar casi como natural en dos órdenes religiosas surgidas entonces: los franciscanos y los dominicos. Eran conocidos como mendicantes porque vivían de la mendicidad, de pedir limosna y esto conectó con el mundo urbano, que entonces se sentía espiritualmente marginado. De este modo, en 1357 se fundó el primer convento de Bizkaia, el de los franciscanos de Bermeo y once años más tarde, en 1368, el de las dominicas de Lekeitio.
¿Por qué un convento de mujeres?
Porque las mujeres solían fundar conventos de mujeres, es cierto. Pero también porque desde mediados del XIV las mujeres habían empezado a crear espacios espirituales propios. Los beaterios, agrupaciones de mujeres que vivían como monjas, pero sin serlo, sin estar sometidas a una orden concreta, entre otras razones porque, por falta de medios económicos, no podían construir y mantener un convento. En cierto modo podríamos decir que la fundación de Juana tiene algo de reivindación: transformemos uno de nuestros beaterios en un convento, en igualdad de condiciones que otro masculino.
¿Qué vida hacían en el monasterio?
La orden dominica es una orden de predicadores. Pero los que predican son los hombres, no las mujeres. Ellas, imitanto el modelo de Jesucristo que se retiró al desierto a orar, se retiran a la clausura a orar y a hacer penitencia.
Su relación con el exterior es escasa: la liturgia (misas y funerales en su iglesia), las visitas, y sobre todo la relación con las mujeres del exterior que son “familiares” del convento. Es decir, mujeres viudas o solteras que se vinculan al convento como beatas, pero que no viven en él, no son monjas: pasan la mayor parte del tiempo en el convento, haciendo vida con las monjas, sin serlo.
Todo esto va a establecer un vínculo muy fuerte con la población de la villa que continúa hasta hoy en día.