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23.10.2014

“La familia es la institución central de nuestra identidad”

Las Jornadas Europeas del Patrimonio, que se están celebrando durante este mes, tienen como eje central la Casa. Ayer, el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia acogió una sesión en la que los participantes trataron el tema de la Casa en Bizkaia desde el punto de vista de las fuentes documentales. Los participantes destacaron a la familia como el pilar central que identifica nuestra cultura.

El espacio que habilitó el Archivo para la mesa redonda, se llenó de gente interesada en conocer la casa como identidad social que identifica a cada persona. En los archivos se guarda información fundamental para el estudio de la casa tanto desde el punto de vista histórico como desde el etnográfico o familiar, entre otros. Por esta razón se albergó la jornada en un lugar propicio para entender mejor la cuestión que se abordó.
El fundador del Instituto Labayru y director de los grupos Etniker, Ander Manterola, dio comienzo a la sesión recordando la vinculación entre la familia y la casa. “No en vano, a mucha gente se la conoce más por el nombre del caserío que por su apellido genealógico”.
El primer especialista mundial sobre la historia del caserío, el profesor Alberto Santana, apostilló la afirmación “porque la casa y la familia es una misma institución, la central, la que nos identifica”.
Manterola se refirió a la importancia del fuego en la casa como elemento aglutinante “ahora sustituido por la televisión”. “Casa sin fuego, cuerpo sin sangre”, dijo Santana remarcando que la mayoría de los 40.000 caseríos censados en la Euskal Herria Atlántica tenían fuego. Se refirió a la “obra de cabecera” sobre la cuestión publicada por el Instituto Labayru. “Las fogueraciones de Bizkaia en el siglo XVIII, de Jaime de Kerexeta, es la obra referencial por excelencia” ya que nos documenta sobre la cuestión salvando la barrera de la memoria de los informantes actuales.
La singularidad de los documentos
Santana refirió que para estudiar las casas es preciso visitarlas, verlas y “ensuciarse en ellas” porque eso nos da una idea de cómo eran y cómo vivían nuestros antecesores. En cuanto a la calidad de la información que ha quedado en los documentos escritos primó los documentos sacramentales junto a los que dan fe de la hidalguía de los caballeros vizcaínos de la época que documentan “certeramente” la casa de la que proceden. Los pleitos, “la mayoría archivados en la chancillería de Valladolid” o los documentos notariales son otra “buena fuente documental”, dijo. También destacó los contratos de obra o los que dan fe de los arrendamientos.
Amagoia Gezuraga centró su intervención en investigaciones realizadas en la historia de la casa en Zamudio y apoyó su presentación con varias fotografías del lugar.