Al Museo, también en fiestas de Bilbao

Un recorrido por el Museo nos acerca a nuestros antepasados, quienes no sólo contemplaron esas obras de arte, sino que además en muchos casos las encargaron personalmente para que lucieran en sus parroquias o ermitas de origen. Una forma de demostrar su devoción, pero seguro que también de demostrar sus “posibles”, tal y como comenta el director del Museo, Juan Manuel González Cembellín.
Los autores de esas pinturas, esculturas o piezas de plata fueron en muchos casos vizcaínos, nuestros propios artistas. Pero también hay obras llegadas desde otras tierras. Y es que muchos vizcaínos, en cuanto alcanzaron el éxito en tierras lejanas, no se olvidaron de sus raíces. Desde Brujas, en Bélgica, llegó un retablo hasta Gizaburuaga: desde Inglaterra los alabastros de Plentzia; de México y Perú las “formidables” custodias de Busturia y Gordexola; desde Filipinas una casulla de Otxandio; de Valladolid la “magnífica” talla de San José con el Niño de Gamiz-Fika; desde Barcelona el clave de Lekeitio… Arte vizcaíno y a la vez «un poquito universal», según detalla el responsable del Museo.
Una visita especial merece la sala de arte contemporáneo. “Claro –dirá alguno–, en Bilbao todos los museos tienen que tener arte contemporáneo, faltaría más”. Pues, en efecto, faltaría mucho si no existiera esta sala. Porque si en muchos lugares parece que el arte religioso se acabó a fines del siglo XIX –al menos el arte más adelantado, más cercano a las vanguardias–, en Bizkaia muchos de los artistas más destacados siguieron produciendo obras de carácter religioso, y eso queda patente en el Museo de Arte Sacro. Baste con recordar algunas de las firmas que allí pueden verse: Moisés Huerta, Quintín de Torre, Zubiaurre, Basiano, Asorey, Ramos Uranga, Vicente Larrea…
En fin, una visita que puede ser un agradable complemento para la actividad festiva de estos días.