El proyecto `Esan ez!´ para la prevención del consumo de drogas en los jóvenes de los centros escolares, recaló ayer en la ikastola diocesana Artxandape. La iniciativa, promovida por Bidesari de Pastoral Penitenciaria, lleva el testimonio de personas presas en Basauri y Alava a los centros educativos, para que relaten en primera persona su experiencia negativa con las drogas.
Iñaki les contó que comenzó a consumir drogas a muy temprana edad. “Primero fueron unos porros y poco a poco fui a más. A los 14 años mis padres se enteraron de que me pinchaba heroína”. Un alumno le preguntó si hacía caso al consejo de sus padres o de sus hermanos. La respuesta fue clara: “Ninguno. Yo entonces hacía todo lo contrario a lo que me decían. Ahora sé que ellos querían lo mejor para mí, pero antes no lo veía”. Era un niño muy inquieto, hiperactivo y su madre la llevó a un psiquiatra que le quiso medicar. Fue la excusa para comenzar a consumir “porque yo no estaba loco y me revelaba contra la situación”. La ilusión de Iñaki era ser paracaidista, pero no le dejaron. Luego se tiró en caída libre y el impacto más grande lo recibió en prisión. “Porque el que juega con fuego, tarde o temprano se quema».
Abraham relata que la separación de sus padres y el entorno conflictivo del barrio le llevó a consumir con pocos años. “Con 13 años iba con gente mayor que me pasaban droga. Cuando hay dinero es fácil conseguirla, pero cuando no lo tienes se hace difícil”. Se arrepiente de “todo”, porque la droga le ha llevado a la cárcel y a perderse muchas cosas importantes de su vida, «como el funeral de mi abuela». “Empiezas a consumir para ser el más guay, pero luego es difícil salir”, sentencia.
Ambos están devolviendo a la sociedad algo de lo que le han quitado, porque con su testimonio pueden mostrar a los jóvenes que “cada vez que decides consumir drogas, te la estás jugando”.
