Cambio en la presidencia del Consejo Diocesano de Religiosos

¿Qué supone en tu vida ésta nueva labor?
Me supone el aprendizaje de algo nuevo pero a Dios gracias, será compartido  con otras Hermanas y Hermanos; una novedad total en mi historia de servicios diversos en la iglesia.  Mis colaboraciones con las CONFER han sido puntuales en formación y en retiros; pero nunca he participado en sus estructuras. Así que me incorporo al equipo con la clara conciencia de cuánto puedo  aprender y  recibir.
¿Cuáles son los retos a los que te vas a tener que enfrentar?
La verdad es que, de una manera específica y en relación a esto pues ¡no lo sé aún! Me faltan datos, sobre todo la reflexión y la experiencia de las que ya están en el Consejo desde hace tiempo y, trabajando muy bien.  Los retos  serán acoger lo valioso vivido, e iniciar nuevos caminos, relaciones. Intuir y ahondar en la importancia del ahora de la Vida Religiosa en esta iglesia y en esta realidad de la que somos parte activa.
Siempre has reconocido el valor de las nuevas generaciones, ¿por qué?
Me gusta trabajar con gente joven, con las de mi edad y con las que tienen más experiencia que yo y nos han abierto caminos. La vida es relación, reciprocidad. Complementarnos nos enriquece y nos pone en nuestro lugar: somos-con y para- los demás. Esto es una de las cosas que le da más sabor a la vida y en las que pienso que en la Vida Religiosa hemos dado más pasos;  pasos de gigante a partir del mandato que nos dio  el Concilio Vaticano  II.
Y, ¿las mujeres?
Las mujeres somos parte de la iglesia, aunque nos queda espacio por ocupar pero, mientras; en vez de lamentarnos, estamos dando mucha vida, servicio a los necesitados, también Palabra y gesto profético. La misión podrá ser compartida  cuando,  realmente, seamos mesa abierta,  en la que todos y cada una, pueda ocupar su espacio, tener su palabra, desarrollar su carisma y su visión. Yo miro más al camino recorrido, porque me impulsa hacia el que nos queda por hacer. Creo que en esta Diócesis, y desde hace bastantes años, se abrieron muchas puertas, se anularon algunas fronteras  muy  significativas como fueron: la  Asamblea Diocesana con una vicepresidenta, Delegación de Enseñanza, Responsables en parroquias, por nombrar sólo algunas. Esto quiere decir que hay camino hecho y que  ¡Queda horizonte de futuro para seguir en esta línea!
¿Qué impronta marcará Marta en la CONFER-Bilbao?
No me atrevo a afirmar cuál será la impronta de esta etapa porque no voy a ser yo sola la que la marque.  Seremos un equipo, en una Comunidad Eclesial. Formamos parte del caminar  de la Vida Religiosa, más amplio que la Confer en Bilbao.  Y, a la vez, la Vida Religiosa en Vizcaya y en Euskadi tiene su propio recorrido, su historia, sus logros y sus búsquedas. Estos y, otros que aún desconozco, serán los parámetros que deberemos tener en cuenta al hacer nuestro plan para estos cuatro años.