El director de la Comisión, Carlos Olabarri y la abogada Gemma Escapa, integrante de la misma, han asumido la portavocía del grupo de los seis miembros que conforman el servicio que inició su labor en el 2019.
Tres abogados, una educadora, una psicóloga y un ex ertzaina completan esta comisión. Tiene como encargo velar porque todas las instituciones y ámbitos eclesiales en la Diócesis de Bilbao sean un lugar seguro, libre de abusos sexuales.
Entre sus competencias está la de recibir eventuales denuncias, derivarlas si procede a la fiscalía; atender y proponer ayuda psicológica, si así lo requieren las víctimas y, proponer también acompañamiento a las personas denunciadas o culpadas en los informes haciendo efectiva la presunción de inocencia.
Olabarri ha comenzado su intervención reconociendo que “también en nuestra Iglesia se han cometido abusos sexuales” para añadir que, “cualquier número de víctimas es demasiado y cualquier abuso, por leve que parezca, es insoportable e intolerable”.
Nada que ocultar, mucho que proteger
Es el lema y el criterio que utiliza la Comisión a la hora de abordar los casos, en los que prevalece “el deseo de la víctima”.
Además, Carlos ha añadido que las peticiones que realizan son legítimas. “Algunas piden privacidad, otras han salido a los medios para animar a las que no se atreven, otras quieren saber el nombre y apellidos de su agresor, solicitan reconocimiento y piden a la Iglesia que asuma responsabilidades y otras, están tan rotas, que no han querido ni hablar con nosotros”. En esta relación de diversidad de intereses, hay algo que tienen en común las víctimas que han sufrido abusos sexuales en su infancia: “han sufrido uno de los crímenes más viles y atroces que se pueden concebir, agravado por el abuso de poder y conciencia”. Son palabras del papa Francisco, que Olabarri ha corroborado tras sus encuentros con ellas.
Por otra parte, el presbítero, director de la Comisión, ha proseguido su relato confesando que en el camino que están transitando siguen aprendiendo “porque cada persona y cada caso es único y especial”.
También se ha referido a la formación que se está impartiendo a las personas que están interactuando con menores en la Iglesia en Bizkaia, “que es una buena manera de prevención”.
“Cualquier número de víctimas es demasiado y cualquier abuso, por leve que parezca, es insoportable e intolerable”.
Carlos Olabarri. Director de la Comisión para la prevención de abusos a menores. Diócesis de Bilbao.
«Muchos casos, porque uno ya es demasiado»
Con esta frase categórica ha dado paso Carlos Olabarri a Gemma Escapa, quien ha dado cuenta de los datos recogidos en la Memoria. Casos que se han abierto porque algunas víctimas directas o testigos se han puesto en contacto con la Comisión. Ha habido otras víctimas que han contactado con el grupo tras la difusión que han realizado los medios.
Escapa ha añadido que la demanda más común entre las víctimas es “la petición de perdón y la no repetición”, de estos hechos execrables.
Memoria
En la Memoria presentada se recoge que, la Comisión ha abierto un total de 32 expedientes en toda su andadura, desde el 2019. 18 casos son de órdenes religiosas y 14, de sacerdotes diocesanos. Hay un total de 14 casos abiertos y 16 se han cerrado. Son 3 los casos que se han denunciado en fiscalía, 2 de ellos se han trasladado a pesar de estar prescritos. El centro de orientación familiar diocesano Lagungo ha intervenido en 8 casos.
Hasta febrero de este año se ha ofrecido formación a 127 personas en las diversas vicarías y se presentó la guía para la protección de menores a más de 300 personas en diferentes entornos eclesiales de Bizkaia.
Además, la Comisión recomendó realizar dos informes independientes en torno a dos casos que habían saltado a los medios de comunicación: el de la Casa de la Misericordia y el del Seminario de Derio. Algunas víctimas habían manifestado públicamente que en ambas instituciones sufrieron abusos sexuales.
Informe sobre la Casa de la Misericordia
Jone Valdueza es la autora del informe dirigido por Gema Varona, ambas de la EHU-UPV, que ha realizado “Una aproximación a la victimización sufrida por víctimas de abuso sexual infantil en el contexto eclesiástico:
El caso de la Casa de la Misericordia en Bilbao”. El estudio, que comprende desde el año 1961 hasta 1978, señala que “en gran cantidad de casos, las víctimas no hablan de lo sucedido, llegando hasta a negar lo ocurrido”.
Todas las víctimas son varones y en el momento de los abusos tendrían entre 10 y 13 años.
Entre las conclusiones del informe, se recoge que las víctimas “quieren sentirse reconocidas, que se les tenga en cuenta, que se les trate como lo que son y que se les tenga respeto por lo ocurrido”.
Del mismo modo, se encuentran agradecidos “por poder recibir una atención acorde a sus necesidades” y no quieren “sufrir una victimización secundaria”.
Informe sobre el Seminario de Derio
En este caso, se encargó a la Universidad de Deusto realizar el informe sobre los casos de abusos sexuales que hubieran podido darse en el ámbito del Seminario de Bilbao entre los años 1953-1970, cuando esta institución diocesana se encontraba radicada en Derio.
La responsabilidad de organizar la elaboración del informe recayó en el Vicerrector de Comunidad Universitaria y Agenda 2030, quien constituyó al efecto un grupo de trabajo interdisciplinar formado por cinco investigadores.
Del conjunto de la información obtenida se han identificado casos de abuso sexual cometidos por tres sacerdotes formadores del Seminario Menor Diocesano de Bilbao a lo largo de los años a los que se refiere el informe.
Los testimonios que han conducido a estas conclusiones son verosímiles y los tres sacerdotes perpetradores han fallecido.
Década de los 50 y de los 60
La primera persona acusada permaneció en Derio algo más de dos años (1953-1956), ejerciendo tareas de dirección espiritual de los alumnos más jóvenes (11-12 años).
Las informaciones ya difundidas públicamente y confirmadas por varios entrevistados coinciden en que en los encuentros individuales con seminaristas en el contexto de ese acompañamiento era habitual que realizara tocamientos de carácter explícitamente sexual.
No consta en su expediente personal que este fuera el motivo de su traslado a las misiones en Ecuador, donde permaneció hasta finales de los años setenta. En las conclusiones del informe se señala que “es razonable aceptar que los responsables del Seminario y de la Diócesis tuvieron conocimiento del abuso cometido y que este fue el motivo de la salida del perpetrador del Seminario Menor en 1956. No consta que se le abriera un procedimiento sancionador ni se tomara contra él ninguna medida disciplinaria”.
Durante los años sesenta, el grupo de trabajo ha recogido denuncias verosímiles sobre dos sacerdotes profesores del Seminario Menor. Respecto al primero de ellos, se ha recogido un único testimonio sobre la perpetración de abusos sexuales. Sin embargo, este testimonio se considera plenamente verosímil.
Sobre el segundo de los perpetradores de esta época, se ha recibido el testimonio directo de un alumno del Seminario Menor que relata que cuando tenía doce años sufrió abusos por parte de esta persona.
El informe resuelve que “no hay pruebas que permitan afirmar que los responsables del Seminario o de la Diócesis tuvieran conocimiento de los abusos verosímilmente cometidos por los dos perpetradores en los años sesenta”.
Las víctimas entrevistadas demandan que “la Iglesia católica, en su Diócesis de Bilbao, reconozca públicamente la realidad de los abusos ocurridos” y “pida perdón por ellos, con independencia de los muchos años transcurridos”
Requieren igualmente que, “la Diócesis tome medidas eficaces para asegurar, con todos los medios posibles, que en sus instituciones, centros y actividades no se produzcan de nuevo situaciones de abuso”.
Acto oracional en la catedral de Bilbao
Por último, se ha anunciado que el próximo 24 de marzo, a las 18 h. tendrá lugar un acto oracional en la catedral de Bilbao, presidido por el obispo.
En el mismo, la Iglesia en Bizkaia pedirá perdón ante Dios a las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.
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