Dando puntadas solidarias

Son unas veinte las mujeres que se citan cada jueves en la casa parroquial. Allí, mientras dan puntadas o realizan labores con el ganchillo se entretienen para hablar de los temas que les preocupan o para pasar un buen rato “porque también paramos para tomarnos un pequeño refrigerio”, explican sonrientes.
La primera idea partió de un grupo de Cáritas y de Pastoral de la Salud. Decidieron donar su tiempo para ayudar a los más necesitados. Así comenzaron a preparar algunas cosas para sortearlas en una tómbola y repartir el dinero obtenido. Por aquél entonces “gracias a Dios”  no había “mucha penuria” en la localidad” por lo que decidieron enviar lo recaudado a algunos misioneros del entorno.
“Al principio colaboraban con nosotras algunas religiosas de las mercedarias y ellas se encargaban de distribuir lo recogido”, explicita la responsable, Mari Cruz Ruiz de Apodaca.
Mantelería, muñecos o ropas de bebé son algunos de los productos que preparan con mucho mimo estas mujeres y que el viernes, sábado y domingo anteriores al día de Navidad sortearán entre los números vendidos.
A pesar de la crisis la gente responde y colabora en la tómbola solidaria. El año pasado, por ejemplo, recaudaron más de 11 mil euros. “Se lo damos, en mano, al hijo de una compañera que está de misionero en Méjico y a un carmelita de Venezuela”. El resto se lo dan a Cáritas y dejan algún pico para comprar telas e hilos para comprar material para el próximo año.
Siempre procuran comprar en rebajas o “en las tiendas que ofrecen chollos” para que el coste sea el más barato posible, porque estas mujeres están acostumbradas a gestionar en épocas de escasez.
Los comercios también aportan
Las voluntarias de la parroquia muestran su agradecimiento a algunas tiendas del entorno que aportan productos para la tómbola solidaria. “Podemos decir que casi todo el pueblo participa de una manera o de otra en la iniciativa”, exclaman estas `costureras de solidaridad´.