La experiencia de verano del Seminario acompañando la misión que dirige el misionero bilbaíno Paulino Ordax está finalizando su segunda semana. Estos días han estado en el barrio de El grito de La libertad, donde durante los últimos años está creciendo el número de personas que se alejan del catolicismo. Así lo corrobora Francisco Pinilla en el lugar: “en la capilla hace tiempo que no tienen misas ni reuniones y, además, el número de evangélicos, Testigos de Jehová y mormones ha aumentado”. Muchos creyentes se desplazan a la parroquia principal de San Antonio para celebrar misa o ir a la catequesis, pero el grupo ha considerado importante “recuperar la vida de esa comunidad”. Con este motivo, el domingo tocaron la puerta de las casas para anunciar los servicios de la parroquia y las tres charlas de acogida. Ayer, día 15, se celebró la última.
“Mi experiencia, como la de otros años, ha sido positiva”, prosigue Pinilla. Relata que caminó en el barrio con otros dos jóvenes y la gente les acogía con agrado y les preguntaban “con interés y amabilidad”. Destaca también la experiencia de compromiso de los jóvenes que “esperemos vaya dando sus frutos durante el año”.
Por otra parte, además de las actividades parroquiales habituales, el rector del seminario, el seminarista y el misionero viajaron a Guayaquil para visitar al obispo auxiliar D. Giovanni y a “dos jóvenes que, en una semana, se incorporarán a la residencia vocacional de nuestro seminario diocesano”.
Experiencia vocacional
El domingo pasado, tras la misión parroquial, en lugar de las habituales catequesis, los catequistas y Paulino Ordax solicitaron a Francisco Pinilla que dinamizara un taller vocacional. Trabajaron con unos jóvenes de primero y segundo de confirmación “el sentido que tiene plantearse lo que cada cual quiere hacer con su vida”. Para finalizar la actividad Pinillla ofreció el testimonio de su proceso vocacional hacia el sacerdocio. “Dejé la pregunta abierta de si Dios les estaba pidiendo algún compromiso en la vida”, concluye.
