Encuentros con la Palabra: “Fe que sana y salva”

De toda esta organización, acogida y desarrollo, se encarga una de las Hermanas de la Fraternidad Mater Misericordiae  quien,  con algunas  colaboradoras voluntarias, intentan mejorar la difícil situación de tantas mujeres africanas o hispano americanas que ya forman parte de nuestro entorno, pero con los problemas añadidos que conlleva la  inmigración: «falta de trabajo, de vivienda digna, de los hijos que quedan atrás, en sus países de origen y, sobre todo,” de la estima o el respeto del que se sienten despojadas, al tener que ocupar el último lugar en nuestra sociedad elitista”.
En dicho  centro se imparte enseñanza de ordenador, costura a máquina, religión  y, próximamente, castellano oral y escrito, ya que a algunas les es difícil desenvolverse en sus tareas diarias a causa de estas carencias.
De ahí el acierto con que el P. Patxi ha llegado al corazón de todas ellas, al exponer a lo largo de los días que han durado las charlas cuaresmales –explican “la fuerza de la Fe que sana y salva, tan clara en los personajes del Evangelio que hemos contemplado: el del ciego de nacimiento, la hemorroísa, la cananea … personajes al margen de la vida y de la sociedad de su tiempo. ¡Con qué fervor rezan estas mujeres! ¡Con qué Fe piden lo que parece imposible en nuestra sociedad! ¡Seguro que sus plegarias han llegado directas hasta el corazón de Dios!”
Para finalizar el programa tuvieron una  Eucaristía celebrada por el Obispo diocesano, Mario Iceta, al que acompañaba el Vicario de Bilbao, Antón  Rey.
Hubo representantes de las Siervas de Jesús, de la Legión de María, varias colaboradoras participaron en todos estos actos. “Terminamos con un ágape sencillo, apretones de manos, y algún que otro abrazo espontáneo  y lleno de agradecimiento y ternura, como el que regalan  estas mujeres a las que admiramos”, comenta la hermana, quien concluye su relato diciendo que “salimos fortalecidas  en la Fe, para meternos de lleno en la semana Santa y vivir de cara  al Señor que nos salva y nos sana”. Así lo corrobora una  nueva colaboradora que comenta: “Personalmente, estas charlas  y encuentros  han supuesto el inicio de una nueva etapa de mi vida, quizá la última, y por eso la dejé en el altar, para que sea ofrenda y entrega para los (las) que allí me necesiten”.