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27.10.2013

Jornadas sobre “Enfermos mentales en prisión”

La pasada semana, del  22 al 24 de octubre, se celebraron en Madrid, las XVII Jornadas Nacionales de Delegados de Pastoral Penitenciaria. Desde la Delegación de Caridad y Justicia nuestra diócesis estuvo representada por Jorge Muriel, responsable diocesano de Pastoral Penitenciaria.

Las jornadas giraron en torno al tema de los «enfermos mentales en prisión». Entre los datos manejados por los asistentes cabe destacar que el 25 % que ingresa en prisión tiene acreditados con anterioridad uno o varios diagnósticos psiquiátricos. Esta cantidad se eleva al 50% si se consideran los antecedentes de drogodependencia. Por tanto, uno de cada cuatro presos tiene un trastorno psiquiátrico grave. El porcentaje de personas libres con trastornos esquizofrénicos es de un 1% mientras que esa patología se multiplica por cinco en prisión. Un 12% padecen una patología dual. El 31% tiene prescritos psicofármacos, a los que hay que sumar un 11% que utiliza simultáneamente psicofármacos y metadona.
“En 1987, -explica Muriel- el Consejo de Europa aprobó las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos. En ellas se consagró el principio de que los enfermos mentales no deberían estar en prisión, sino en dispositivos de salud mental comunitarios. A día de hoy, puro papel mojado”, destaca.
Los asistentes a las jornadas constatan que la cárcel  no es un lugar adecuado para tratar esta enfermedad. “Es más, el ingreso en prisión puede actuar como agravante de la patología de estas personas ya que el contexto en el que van a vivir, la privación de libertad y su contexto normativo y restrictivo, puede promover la obsesión, el delirio, la pobreza afectiva o el aislamiento social. Evidentemente este es un lugar no pensado ni especializado para su tratamiento”.
Tras su regreso de las jornada Jorge Muriel explica que es necesario que existan recursos sociales de acogida de estas personas, donde puedan ser tratados como enfermos mentales, abordando los procedimientos que sean necesarios para su recuperación personal, su rehabilitación y la posterior reinserción social “En la iglesia estamos haciendo una gran labor en este sentido, pero aún nos queda mucho por aportar. Y digo que la iglesia estamos haciendo una gran labor sobretodo porque estamos ayudando a gente loca que la sociedad no quiere en sus calles. Por ello y por la falta de recursos, muchos jueces ordenan  más de lo deseable el ingreso de algunas de estos enfermos en prisión. ¡Una locura!”
Para concluir y como resumen, una frase del médico Raúl De la Torre que dijo a los asistentes: «las personas cuando están enfermas no se ríen. ¡Hay que hacerlas reír! Así que los cristianos ya tenemos una tarea importante a desarrollar… provocar la risa al enfermo».

Imagen de una de las reuniones.