“La visita del papa nos llena de orgullo”

Aunque no afectó directamente al lugar en el que me encuentro, sí que devastó grandes áreas. Hemos canalizado muchas ayudas a través de nuestra fundación Juan Bonal. El mar destruyó la mayoría de las casas construidas con bambú, los marineros se quedaron sin barcas, etc. En medio de tanta muerte y destrucción ayudamos a algunas familias. En una primera fase les dimos de comer, luego reconstruimos sus casas y finalmente, les devolvimos el medio de vida. Pero aún queda mucho por hacer.
Más de una década en Filipinas. El primer destino fue Rusia.
Soy de Portugalete. La congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana regenta un centro escolar en Portu y una residencia en Busturia. Tras mis votos perpetuos, con 29 años,  mi primer destino fue Vladivostok. Estuve allí durante tres años y luego me trasladaron a Filipinas. Aprendí su idioma, el tagalo. Estuve en un colegio en el que atendíamos a 120 niñas y niños. Lo he visto crecer. Actualmente hay unos 1.300 alumnos.
Y en la actualidad, como formadora en el noviciado de Manila.
Es otra experiencia. Además, como ecónoma provincial, llevo la parte que concierne a la cooperación y el desarrollo y esta labor me ha abierto otras perspectivas.
Hoy llega el papa a Manila. ¿Cómo lo están viviendo en la comunidad?
Con mucha ilusión. Este país es muy religioso y la visita nos llena de orgullo. Llevamos tiempo rezando en las parroquias. Mañana el papa celebrará una misa en la catedral de la Inmaculada Concepción con los obispos, religiosos, religiosas y sacerdotes y nuestra orden estará representada por una hermana. La policía ha solicitado que unas 1000 religiosas hagamos de barrera humana en el recinto donde celebrará el domingo la eucaristía. Me gustaría ir, pero intentaré darles prioridad a las hermanas del país.
Chary envía un saludo cariñoso a la Diócesis desde Filipinas y se despide con un agur agradecido.