Mañana finalizan los cursos de verano de Labayru

Pasaron a la historia los Cursos de Verano ubicados en Derio donde cientos de estudiantes acudían a estudiar euskera bizkaino durante 15 días. Era un curso intensivo, en el que se quitaban horas al sueño para preparar los trabajos que diariamente solicitaban los profesores. Sin embargo, las personas que estudiaron allí conservan un bonito recuerdo. Además de los conceptos propiamente lingüísticos, “las clases se hacían amenas» porque los profesores enseñaban por medio de canciones tradicionales o «nos animaban a escribir versos”. Al finalizar las clases el ambiente que se vivía en las instalaciones del antiguo Seminario era propicio para “vivir las 24 horas del día en euskera”, explican algunas personas que vivieron la experiencia de los cursos, en su juventud.
Actualmente, los cursos se imparten en los locales que dispone Labayru, en Bolueta. La gente que acude “quiere sacarse el título de EGA”, explica el responsable de los cursos, Jose Miguel Vidales.
El euskaltegi, homologado oficialmente para impartir el título, realiza el examen en euskera bizkaíno. Además de las clases de preparación para el título, se imparten cursos de traducción directa e inversa, y de formación de Técnicos de Euskera.
Aunque tradicionalmente el Ikastaro se celebraba durante la primera quincena de julio, en los últimos años además se ofrece otro curso en junio, dirigido especialmente a jóvenes escolares.
Origen y primeros pasos de los cursos
En 1970, comenzaron su andadura los Cursos de Euskera de Verano de Derio, conocidos como Derioko Udako Ikastaroak, para profundizar en la lengua vasca hablada y escrita, y pronto adquirieron gran notoriedad. Inició esta labor un grupo de sacerdotes diocesanos, cuyo núcleo lo constituyeron Carmelo Echenagusia, Mikel Zarate y Ander Manterola. Paralelamente, un grupo de personas constituyeron el Patronato Elhuyar con finalidad benéfico-docente para la promoción de la cultura vasca.
De la conjunción de ambas iniciativas, en las que algunos miembros eran coincidentes, surgió la necesidad de crear una fundación que consolidara el proyecto y diera la institucionalización necesaria. El Administrador Apostólico de la diócesis de Bilbao, Jose Mª Cirarda, y el Obispo Auxiliar, Juan Mª Uriarte, dieron su apoyo y solicitaron a Ander Manterola que pusiera en marcha el Instituto Labayru. El 23 de febrero de 1977, el Obispo de Bilbao, Antonio Añoveros, dictó el decreto fundacional.