Al regreso, Pinilla destaca que ha sido una experiencia diferente y muy enriquecedora para quienes han participado «al comienzo las reacciones respondían a lo que la sociedad en la que vivimos les transmite: buscar atajos, no comprender el esfuerzo, la primera reacción de llamar por teléfono para que otro nos lleve en coche… Sin embargo, con el paso de los días, las conversaciones, las tardes de diversión… todos han valorado la experiencia como muy divertida y gratificante, a la par que con ganas de repetir el próximo año, y -si la situación de pandemia lo permite- fomentar que otros amigos se apunten y que nos podamos quedar en albergues para coincidir con otros peregrinos y compartir juntos experiencias, ya que este año sólo pudimos disfrutarlo en Güemes (por motivo de prevención)».
La etapas fueron siete. En la primera realizaron el recorrido Pobeña-Castro Urdiales-Islares «un poco más larga de lo habitual para llegar a donde nos acogían, pero que mereció la pena para dormir en colchones y cenar unas pizzas». El segundo día: Islares-Laredo «nos tocó lluvia gran parte del Camino, lo cual no impidió que pudiéramos darnos un bañito en la playa a la tarde o tomarnos unos helados (o incluso poner lavadora-secadora)». El tercero, Laredo-Güemes «barco, sol a partir de este día, albergue muy interesante, y compartir experiencias con otros peregrinos». En la carta jornada recorrieron Güemes-Santander «unas vistas impresionantes de toda la costa, barco, tarde de los mejores helados de Santander y unos buenos baños en la playa, y para algunos fue el primer contacto con la comida china». La etapa 5: Santander-Santillana del Mar «salimos temprano de la hospedería de pasionistas-las presas a las afueras de Santander para comenzar una etapa larga y con mucho sol, pero merecía la pena llegar a un pueblo tan bonito». La sexta: Santillana del Mar-Ruiloba «la situación de pandemia ha dejado Comillas sin apenas sitios para hospedar peregrinos, así que nos acogieron las monjas carmelitas de Ruiloba con todo su cariño (y con barbacoa en el jardín)» y la séptima: Ruiloba-Comillas-San Vicente de la Barquera, y regreso a casa en autobuses, «con ganas de continuar el próximo año ya con Asturias».
Pensando en el próximo año
«Para el próximo verano, animando a otros amigos y gente de los grupos de confirmación que en esta ocasión estaban ya de vacaciones fuera, esperamos también poder disfrutar de la experiencia no sólo de caminar juntos haciendo el Camino, sino también de intercambiar experiencias con otros peregrinos de todas partes del mundo según nos vamos encontrando o en los albergues en los que coincidamos. La experiencia de encuentro con los otros y con el Otro es fundamental en el Camino de Santiago, y esperamos que la situación de pandemia mejore y así podamos disfrutarla plenamente» concluye Pinilla.
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