Hoy hace 30 años del 21 de julio de 1987, día en que Inés y Alejandro fueron llevados en helicóptero a la zona en la que se divisaba el pueblo Tagaeri con el propósito de dialogar en busca de una solución en el conflicto entre pueblos no contactados y las petroleras transnacionales que trabajaban en la zona, en busca de una solución que respetara el hábitat y las costumbres del pueblo Huaorani-Tagaeri y les permitiera vivir con dignidad. Allí fueron asesinados. Ambos trabajaban como misioneros en Aguarico, en el corazón de la selva Amazónica del Ecuador, junto al pueblo Huaorani con quienes, fueron construyendo relaciones de amistad y parentesco con este pueblo que los adoptó como hijo e hija de la misma tribu. “Su compromiso con la defensa de la vida y los derechos de los pueblos originarios no contactados les llevó a entregar sus vidas hasta el final, dejándonos un legado misionero de seguir defendiendo a la madre tierra y poner en el centro de toda economía a las personas, como nos dice el Papa Francisco en sus exhortaciones apostólicas”, resalta Joseba Bakaikoa, quien también expresa que le da mucha pena «el hecho de que una persona vasca, que entregó su vida de una manera tan radical, sea desconocido para gran parte de nuestro pueblo».
Joseba Bakaikoa
Tras 32 años en Otxarkoaga y Txurdinaga, el religioso capuchino, Joseba Bakaikoa dejará nuestra Diócesis durante el próximo curso 2017-18. Desde hace unos días se encuentra en Ecuador, donde permanecerá hasta el próximo mes de diciembre (en este primer periodo está participando en los actos por el aniversario de la muerte de Labaka y Arango). Posteriormente, Joseba vivirá en Madrid hasta el mes de junio y, en verano de 2018, volverá a nuestra Diócesis.
La Vida por la Amazonía
El primer capítulo de la serie «La Vida por la Amazonía» nos cuenta, a través de quienes lo conocieron y siguen su ejemplo de lucha y entrega, la vida y martirio de mons. Alejandro Labaka.
14.07.2017
Recuerdo a Alejandro Labaka e Inés Arango, en el 30 aniversario de su asesinato
Han pasado ya 30 años desde que Inés Arango, terciaria capuchina de Colombia y Alejandro Labaka, obispo capuchino, originario de Beizama, Gipuzkoa, entregaron sus vidas en la selva ecuatoriana. Alejandro e Inés trabajaban en defensa de los derechos de un pueblo amenazado de muerte “por un sistema que les despojaba de sus recursos materiales y de su riqueza espiritual”, explica el capuchino Joseba Bakaikoa, que estos días participa en los actos organizados por el 30º aniversario del asesinato.
