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27.08.2015

Un cuadro “didáctico” en el Museo Diocesano de Bilbao

En 1580 un avispado vendedor de reliquias “descubrió” en Nápoles una placa en la que estaba escrita nada más y nada menos que la sentencia de Poncio Pilato sobre Jesucristo. Evidentemente era una más de tantas falsificaciones, pero la noticia de su hallazgo corrió por toda la cristiandad, y pronto se empezaron a editar grabados y a pintar cuadros con la escena, si bien a Pilato se le añadieron Caifás y los miembros del sanedrín, el tribunal que condenó  a muerte a Jesucristo. Y una de estas representaciones es la que podemos ver en el Museo de Arte Sacro. Un cuadro procedente de la iglesia de La Magdalena, de Plentzia.

En él vemos a Caifás al centro, acusando a Cristo de blasfemo, mientras Pilato, a la izquierda, observa la escena para poco después lavarse las manos. Y alrededor todos los miembros del sanedrín. Al fondo, a través de una ventana, la turba espera conocer la sentencia.
Es éste un cuadro barroco de hacia 1615. “Más allá de sus peculiaridades artísticas, lo más singular del cuadro – señala el director del museo Juan Manuel González Cembellín- es su función pedagógica”. Es sabido que las imágenes religiosas trataban de transmitir, de enseñar los conceptos básicos de la fe cristiana o de la historia de la Iglesia. Y éste es el caso. El cuadro representa un momento crucial, el momento previo al sacrificio de Jesucristo. “Y para que no haya dudas y todo el mundo comprenda lo que está pasando cada personaje porta una cartela en la que un texto en latín explica quién es y qué tuvo que ver en toda esta historia”. A principios del siglo XVII eran pocos los vizcaínos que entendían latín, así que en la parte inferior del cuadro se ha añadido una franja con las traducciones al castellano de esos textos: “con un poco de ayuda del cura ya podemos entender este cómic”, matiza el director con humor.
Un cuadro del siglo XVII
Esta imagen, con muy pocas variantes, aparece en algunas iglesias holandesas, alemanas, francesas, y también en algunas españolas… e incluso se extendió en el siglo XIX hasta los Estados Unidos, donde llegó de la mano de emigrantes alemanes. La de Plentzia tiene el valor añadido de ser una de las más antiguas conocidas: si el texto con la sentencia de Pilato se «descubrió» en 1580, este cuadro se pintaba sólo unos 35 años más tarde. Un pionero, y un buen ejemplo de la voluntad didáctica de la Iglesia de aquellos tiempos.