¿El sufrimiento es universal?
Así es. Es una experiencia humana universal. ¡Quién puede decir que nunca lo ha experimentado!. Cada uno vamos aprendiendo, no sin dificultad, a llevar nuestra propia experiencia. Sin embargo, es muy distinto acompañarla en los otros.
Las personas que acompañan también padecen sus propios sufrimientos.
Muchos nos embarcamos en esta tarea con mucha energía, con ilusión, con vocación. Es como si todo esto bastara para soportar sobre nosotros el dolor de los otros. Con el tiempo, nos vamos dando cuenta de que eso no es suficiente. Que el cansancio hace mella, que la experiencia de límite se hace muy pesada, que las preguntas arrecian y lo que teníamos tan claro cuando empezamos, aunque podemos seguir afirmándolo, no basta para seguir.
¿Cuál es la actitud a adoptar cuando llega este punto?
Nuestro equipo de trabajo, la institución para la que trabajo, las relaciones laborales que vivo no son el núcleo del problema. Empezamos a sentir que llevamos ya mucho sufrimiento a las espaldas, a veces de años, y nuestra capacidad compasiva se resiente. Empezamos a notar la “fatiga de la compasión”.
Tomar conciencia y ponerse manos a la obra con uno mismo será fundamental para poder seguir sirviendo y comprometiéndonos con los que sufren.
¿Ofrecerá algunas pautas de actuación?
Intentaré ir abordando todo esto desgranando el concepto de sufrimiento, las estrategias para acompañarlo, la detección de nuestro desgaste y los medios que se han visto eficaces para afrontarlo y desde la consciencia poder seguir creciendo en este camino poniendo aquellos medios que a cada uno más le ayuden.
Mañana, día 25 de septiembre comenzarán los talleres de inicio de cuso tras la conferencia inaugural impartida por José Antonio Badiola, a las 17 h. en El Carmen de Indautxu.
