26-04-2025 Sábado, I semana - pascua
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Liturgia de las Horas

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Pascua, I.
Laudes y visperas de 2025-04-26:

LAUDES

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Fuera del tiempo pascual: Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio. Tiempo pascual: Por tu misericordia dame vida. Aleluya. Salmo 118, 145-152 XIX (Coph) Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes; a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos; me adelanto a la aurora pidiendo auxilio, esperando tus palabras. Mis ojos se adelantan a las vigilias, meditando tu promesa; escucha mi voz por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida; ya se acercan mis inicuos perseguidores, están lejos de tu voluntad. Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables; hace tiempo comprendí que tus preceptos los fundaste para siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio. Tiempo pascual. Ant. Por tu misericordia dame vida. Aleluya. Antífona 2 Fuera del tiempo pascual: Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Tiempo pascual: Los que habían vencido cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero. Aleluya. Cántico: Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18 Himno a Dios, después de la victoria del mar Rojo Los que habían vencido a la fiera cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios (Ap 15, 2-3) Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «El Señor». Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas, las corrientes se alzaron como un dique, las olas se cuajaron en el mar. Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré, repartiré el botín, se saciará mi codicia, empuñaré la espada, los agarrará mi mano». Pero sopló tu aliento, y los cubrió el mar, se hundieron como plomo en las aguas formidables. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, terrible entre los santos, temible por tus proezas, autor de maravillas? Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra; guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada. Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. Fuera del tiempo pascual: Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Tiempo pascual: Ant. Los que habían vencido cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero. Aleluya. Antífona 3 Fuera del tiempo pascual: Alabad al Señor, todas las naciones. + Tiempo pascual: Firme es su misericordia con nosotros. Aleluya. Salmo 116 Invitación universal a la alabanza divina Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9) Alabad al Señor, todas las naciones, + aclamadlo, todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. Fuera del tiempo pascual: Ant. Alabad al Señor, todas las naciones. Tiempo pascual: Ant. Firme es su misericordia con nosotros. Aleluya. LECTURA BREVE: 2 P 1, 10-11 Hermanos, poned cada vez más ahínco en ir ratificando vuestro llamamiento y elección. Si lo hacéis así, no fallaréis nunca; y os abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. RESPONSORIO BREVE R/. A ti grito, Señor. * Tú eres mi refugio. A ti grito. V/. Y mi lote en el país de la vida. * Tú eres mi refugio. Gloria al Padre. A ti grito. Benedictus, ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. PRECES Bendigamos a Cristo, que, para ser ante Dios el sumo sacerdote compasivo y fiel, quiso parecerse en todo a sus hermanos, y supliquémosle, diciendo: Concédenos, Señor, los tesoros de tu amor. Señor, Sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo, - te consagramos este nuevo día. Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada - y glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones. Tú que tuviste por Madre a María, siempre dócil a tu palabra, - encamina hoy nuestros pasos, para que obremos también, como ella, según tu voluntad. Haz que, mientras vivimos aún en este mundo que pasa, anhelemos la vida eterna - y, por la fe, la esperanza y el amor, gustemos ya anticipadamente las delicias de tu reino. Con la misma confianza que tienen los hijos con sus padres, acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole: Padre nuestro. Oración Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo.
CÁNTICO EVANGÉLICO Benedictus (Lc 1, 68-79) El Mesías y su Precursor Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.

PRIMERAS VÍSPERAS DEL DOMINGO

SALUDO INICIAL V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya)
SALMODIA Antífona 1 Domingo II de Adviento: Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. Domingo VI de Pascua: El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. Tiempo ordinario: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. Salmo 118, 105-112 Himno a la ley divina Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15, 12) Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa. Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad; los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos. Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente. Domingo II de Adviento: Ant. Alégrate y goza, nueva Sión, porque tu Rey llega con mansedumbre a salvar nuestras almas. Domingo VI de Pascua: Ant. El que realiza la verdad se acerca a la luz. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya. Antífona 2 Domingo II de Adviento: Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará.» Aleluya. Domingo VI de Pascua: El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. Tiempo ordinario: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Salmo 15 El Señor es el lote de mi heredad Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2, 24) Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en su mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Domingo II de Adviento: Ant. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes: «Mirad, nuestro Rey viene en persona y nos salvará». Aleluya. Domingo VI de Pascua: Ant. El Señor, rotas las ataduras de la muerte, ha resucitado. Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya. Antífona 3 Domingo II de Adviento: La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Domingo VI de Pascua: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. Cántico: Flp 2, 6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Domingo II de Adviento: Ant. La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Domingo VI de Pascua: Ant. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria? Aleluya. Tiempo ordinario: Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya. LECTURA BREVE: Col 1, 2b-6a Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros. RESPONSORIO BREVE R/. De la salida del sol hasta su ocaso. * Alabado sea el nombre del Señor. De la salida. V/. Su gloria sobre los cielos. * Alabado sea el nombre del Señor. Gloria al Padre. De la salida. PRECES Demos gracias al Señor, que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle, diciendo: Escúchanos, Señor, que confiamos en ti. Padre lleno de amor, te pedimos por el papa N. y por nuestro obispo N.; - protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia. Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo, - para que así tengan también parte en su consuelo. Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse - y haz que encuentren pronto el hogar que desean. Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra, - para que a nadie falte el pan de cada día. (o bien: Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país, - para que goce siempre de paz y prosperidad.) Ten, Señor, piedad de los difuntos - y ábreles la puerta de tu mansión eterna. Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor: Padre nuestro.
CÁNTICO EVANGÉLICO Magníficat (Lc 1, 46-55) Alegría del alma en el Señor Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre... ORACIÓN CONCLUSIVA Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Padre, pero al final se menciona al Hijo: Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. Si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V/. El Señor esté con vosotros. R/. Y con tu espíritu. V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R/. Amén. V/. Podéis ir en paz. R/. Demos gracias a Dios. Si el que preside no es un ministro ordenado, y en la recitación individual, se concluye: V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén.