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13.12.2016

50 aniversario de la parroquia de Uretamendi

Con motivo de la celebración de las Bodas de Oro de la parroquia Nuestra Señora de Belén, de Uretamendi, se han organizado varias convocatorias a lo largo de esta semana. El martes se proyectaron unas diapositivas inéditas de los campamentos de los años 1970 y 1980. Hoy, día 15, se presentará un montaje audiovisual y se celebrará una mesa redonda con las personas que participan en el mismo. El sábado, se celebrará el festival de Navidad y el domingo, día 18, el Obispo presidirá la Eucaristía que precederá a la comida popular.

El párroco jesuita, Manu Arrue, relata los primeros años del barrio que comenzó con un asentamiento de chabolas entre 1950 y 1960. “Es la etapa del padre Borri, de ascendencia catalana, que llegó al barrio siendo estudiante de sociología en la Universidad de Deusto”.
El padre Borri se encontró con más de mil personas que habían dejado su tierra natal, la mayor parte Extremadura, buscando labrarse un futuro mejor. En las crónicas periodísticas de la época se cuenta que las chabolas son “auténticos cajones de unos ocho metros cuadrados con goteras, calor asfixiante en verano y frío en invierno”. El jesuita comenzó la tarea de unir al vecindario y a nombrar delegados para formar la Junta de Vecinos. “Se construyó una capilla que sirvió también de casa, escuela, centro de catequesis y dispensario”.
Al padre Borri le sucedió el padre Armentia, una persona “muy activa” que “vivió en una chabola como los demás”. Durante la década de los 60 se construyeron la mayor parte de las casas del barrio. “Al amparo de la iglesia se organizaron muchas actividades, que de otro modo hubieran sido reprimidas por el régimen político”, rememora Manu. Hacia los años ochenta llegó a Uretamendi otro relevo de jesuitas.

Unión entre comunidad y barrio
Desde el año 1966 hasta 1978 estuvieron en el barrio los padres José Luis Celay y Joseba Lezkano “que fueron admirados por su capacidad de acogimiento”. Posteriormente llegaron los padres Joxe Mari Erdozain y Adolfo Goñi “quienes dieron otro aire a la parroquia incluso editando un periódico en el que separaban claramente las noticias civiles y las religiosas”.
El año 1997 se cerró la escuela del barrio debido al descenso de la natalidad y porque algunas familias decidieron llevar a sus hijos e hijas a otros centros educativos. “La Escuela se convirtió así en un Centro Cívico – prosigue Arrue. De este modo la iglesia se situó en su lugar y los grupos encontraron su ubicación natural en estos locales”. Luego llegó la coordinadora de las asociaciones de los grupos del barrio y comenzaron a recuperarse algunas actividades que se habían perdido. “El año 2000 se reflexionó sobre cuál es el lugar que congrega al mayor grupo de personas y resultó ser la parroquia”, concluye Manu.