En 2023 se cumplen cien años de la muerte de Joaquín Sorolla y con ese motivo se han organizado numerosas actividades conmemorativas. Hace unos meses Sorolla fue protagonista de una muestra en el Museo de Bellas Artes, que ahora repite, en compañía del Museo de Arte Sacro/Eleiz Museoa, con la exposición Sorolla y las reliquias.
La muestra se enmarca dentro del convenio de colaboración entre ambos museos, que se puso en marcha en 2021, con un programa de actividades, la primera de ellas en torno a la exposición Luis Paret en Bilbao, como ha explicado el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao durante su intervención.
El obispo ha agradecido a quienes han hecho posible esta exposición «al Museo de Bellas Artes, con su préstamo de dos obras excelentes y su colaboración técnica y a quienes componéis este Museo de Arte Sacro, que la habéis concebido y montado; una exposición de pequeño formato, pero de gran significación».
Se ha referido también a la devoción que las reliquias generaban en los fieles «a través de la que buscaban obtener beneficios espirituales, al considerarse que la intercesión del santo o santa al que correspondía la reliquia les acercaba una presencia divina, que contribuía a mejorar su vida cotidiana, solucionando problemas, dificultades. En cualquier caso, -ha dicho- esa devoción por las reliquias era uno de los elementos de una sociedad cohesionada, articulada en una visión cristiana de la vida y del horizonte de sus luchas y sacrificios».
Y ha enumerado algunas de las que se podrán contemplar en la muestra «que tienen una especial significación para Bizkaia: por ejemplo, los relicarios de San Valentín de Berriotxoa y San Ignacio de Loyola. Pero quizás la reliquia más singular de las aquí presentes sea la máscara mortuoria de la beata Rafaela de Ybarra, fallecida en 1900, un objeto de especial devoción, entre otras cosas porque esta beata es muy nuestra, de la calle Ribera, de aquí al lado. Esta mujer especial, renunció a las sedas propias de su alta condición social, y lo hizo para aupar a quienes sufrían una vida de penuria y miseria, muy especialmente a niñas y jóvenes. De este modo se convirtió en auténtico Ángel Custodio para muchos. Hoy, como lo refleja el cuadro de Sorolla, los que nos acercamos a besar esta reliquia, manifestamos en este gesto nuestro deseo de participar de algún modo de la beatitud de Rafaela, hecha de servicio a los últimos».
La pintura religiosa de Sorolla
La exposición, inaugurada hoy, arranca con el cuadro “El beso de la reliquia”, una obra diferente a la de Sorolla luminoso, de playas y sol, al que estamos habituados. El pintor valenciano también destacó, sobre todo al comienzo de su carrera, por sus escenas costumbristas de temática religiosa. Ejemplos de ello tanto «El beso de la reliquia» como el otro cuadro que protagoniza la exposición, «Mesa petitoria«, ambos cedidos para esta muestra por el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
La exposición va más allá de las obras de Sorolla. “El beso de la reliquia” nos acerca al mundo de las reliquias, de los relicarios y de los rituales, tal y como han detallado Cembellín y Novo durante la visita. La muestra acerca también estos aspectos del patrimonio material e inmaterial. Se dedica especial atención a los diferentes modelos de relicarios: desde sencillas cajitas de madera a la mano de plata de Errigoiti, y otros con forma de obelisco, pirámide, templo griego…
Los relicarios
Las reliquias debían estar protegidas en un estuche adecuado, digno de su contenido: el relicario. Y la exposición Sorolla y las reliquias dedica buena parte de su espacio a mostrar la variedad de estos contenedores.
Los más antiguos son sencillas cajitas de madera, como la lipsanoteca de la ermita de San Lorenzo de Ozerinmendi (Zeanuri), que puede remontarse al siglo XII. Pero pronto se pasó a la construcción de relicarios de metales preciosos, realizados a veces por artistas de renombre.
En ocasiones tienen la forma de la parte del cuerpo a la que corresponde la reliquia, como la mano de plata del Gorputz Santue (Cuerpo Santo) de Errigoiti, una momia natural que ya desde el siglo XVI curaba problemas del habla, como la tartamudez.
Pero las tipologías son muchas: con forma de cilindro (como la del cuadro de Sorolla) es la de Abadiño, y las hay de tipo custodia (Sukarrieta, Markina), cruz (Berriz), obelisco (Bermeo), pirámide (Lekeitio), templo clásico (Berriz)… Y los materiales: sobre todo los hay de plata, pero también de madera, latón, tejido…
Además, están los relicarios colgantes: medallones que la gente llevaba colgados al cuello. O las estampitas-relicario, como la que nos muestra una crucecita realizada con madera de un avellano plantado por Santa Teresa.
Entre las más valoradas están las relacionadas con Jesucristo, especialmente los Lignum crucis, presuntos fragmentos de la cruz en la que fue crucificado. Tres de ellos pueden verse en la exposición, piezas barrocas de los siglos XVII y XVIII procedentes de la catedral de Santiago y de la iglesia de los Santos Juanes (Cofradía de la Vera Cruz) de Bilbao y de la iglesia de an Juan Degollado de Molinar, en Gordexola.
Conferencias
En la recta final de la exposición se impartirán dos conferencias sobre los temas de esta exposición:
-23 de enero de 2024: “Sorolla y la pintura religiosa”, por Javier Novo González.
-25 de enero de 2024: “El mundo de las reliquias en Bizkaia”, por Raquel Cilla López y Juan Manuel González Cembellín.