“Por un lado -explican a su vuelta de Turín– hemos celebrado y valorado lo que somos: jóvenes trabajadores organizados en grupos, inspirados en Jesús de Nazaret como liberador. Por otro lado, hemos trabajado sobre el tema ‘Migración, en busca de nuevos horizontes'».
Han seguido el esquema de reflexión “Ver-juzgar-actuar» y, han el tema «Migraciones, en busca de nuevos horizontes». Tras discernir en sus países, y después, de forma compartida, entre varias nacionalidades europeas, han querido posicionarse sobre los siguientes puntos:
Experiencia común
La migración es una experiencia muy común para los jóvenes trabajadores de todo el mundo. La búsqueda de un futuro mejor, o la simple necesidad de ganarse la vida, impulsa a millones de jóvenes a abandonar sus hogares y lugares de origen.
Lo mismo ocurre en nuestros países, donde los jóvenes trabajadores se desplazan a menudo de una ciudad a otra y de una región a otra, recorriendo cientos de kilómetros en busca de un destino donde ganarse la vida, desarrollar su vocación y llevar una vida adulta estable.
Este fenómeno da lugar a diversos problemas: abandono de un círculo social y familiar conocido, mudanza, inseguridad económica en un nuevo lugar, soledad no deseada, etc. Son problemas que conocemos bien y que acogemos en el seno de nuestros movimientos. Escuchamos testimonios como el de Famous, un joven de origen italiano que vive en Inglaterra: «Migrar para recomenzar una vida que será mejor en el futuro, y confiando en Dios durante el proceso» .
Además, la migración que vivimos no es sólo dentro de un mismo país, sino que en nuestros movimientos acogemos a jóvenes trabajadores que se han desplazado de un país y de un continente a otro en busca de un futuro mejor. También queremos mencionar el relato de Anaïs sobre su llegada a Francia siendo menor de edad.
«¿Acaso hay que ser un inmigrante perfecto para integrarse con éxito?»
Las experiencias vitales de estos jóvenes confirman esta observación: la emigración no es un viaje agradable. Y las dificultades se agravan para las personas procedentes de otros países, con el cambio de idioma, el cambio de cultura y una soledad que a menudo se convierte en rechazo y discriminación.
Trabajo precario
En su mayoría, los jóvenes inmigrantes extranjeros están empleados en trabajos extremadamente precarios, sin que se aclare su situación legal en el país de acogida, con salarios cercanos a la esclavitud y en empleos muy desfavorables. Nos preocupa su situación y exigimos un trato humano y condiciones justas para su desarrollo personal y profesional en nuestros países.
Como jóvenes europeos, vemos cómo el debate sobre la migración se instala en la política de forma deshumanizada. Oímos eslóganes a favor de controlar la inmigración sin preguntarnos cuántas personas mueren en las fronteras. Oímos mensajes de odio que ignoran las difíciles condiciones en las que viven la mayoría de los extranjeros.
Agentes de acogida
En nuestros movimientos nacionales, como jóvenes europeos, nos comprometemos a mostrarnos como agentes de acogida, asociaciones y movimientos abiertos a los jóvenes de todos los orígenes. También queremos rechazar los mensajes de odio y los eslóganes que hacen sentir culpables a los jóvenes trabajadores migrantes.
Hacemos un llamamiento a los políticos, a los medios de comunicación y a los ciudadanos de Europa para que se produzca un cambio sólido en las políticas de la UE sobre los movimientos migratorios. Se necesita una inspiración humanista y cristiana, que no vea la explotación y la muerte como una respuesta lógica a la miseria que sufren los migrantes.
«Libres para elegir emigrar o quedarse» dice el Papa Francisco. Esta es nuestra exigencia: la aplicación de una dimensión fundamental de los derechos humanos en materia de migración.
Este comunicado ha sido elaborado por la Comisión Europea de la Coordinadora Internacional de la JOC. (Secretariado Internacional de la CIJOC, JOC de España, JOC de France, YCW of England, GiOC de Italia, ZHN Malta y JOC de Portugal)