Como en años anteriores, celebramos una vez más el día en que hacemos memoria especial de las víctimas que la violencia ha provocado en nuestra sociedad. Como en ocasiones anteriores, ese recuerdo solidario y comprometido lo concretamos en uno de los colectivos que padeció esa violencia. En años anteriores hemos fijado la mirada en la infancia directamente afectada, en las mujeres que la padecieron de una u otra forma, en las personas migrantes. Durante este curso os proponemos hacer un ejercicio de memoria y empatía con las personas que fueron extorsionadas a través de cartas o llamadas con amenazas, secuestros, “impuesto revolucionario” … Algunas se vieron en la necesidad de salir de su entorno habitual, otras se quedaron. Todas vieron cómo su familia era también victimizada junto con ellos. Desde el objetivo de causar terror a través de la violencia y/o vulneración de los derechos humanos se han realizado acciones contra personas y también contra negocios (empresas, comercios, bares, librerías, farmacias, medios de comunicación, centros de formación, despachos, sedes…). Acciones realizadas por el terrorismo de ETA y de otros grupos incontrolados de extrema derecha y del GAL.
Más allá del impacto económico que esa violencia que persiguió a estas personas, hombres y mujeres de negocios – como a tantos otros –, hoy deseamos recordar el sufrimiento injusto que padecieron y, con ello, combatir la desmemoria de quienes desean cerrar el tiempo de la violencia sin la verdad, la justicia y la reparación que resulten todavía posibles. Las generaciones que no han vivido aquella tragedia necesitan socializarse en los valores de la paz y de una verdadera convivencia reconciliada. Ello nos exige recordar. Sólo así se sanarán algunas heridas y el pasado ayudará en la construcción de un futuro en el que no se repita aquello que destrozó vidas y conciencias.
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