“No todo el mundo siente la alegría de la Navidad. Donde hay hambre, solo se piensa en comer. Y en este país tan rico en minerales de toda clase, incluso oro y diamantes, no se goza de la Navidad. En mi caso, aunque esté viviendo entre esta clase de gente que no sabe más que sufrir, yo sí siento la Navidad y me acerco a cada uno de vosotros porque me habéis ayudado a descubrirla con vuestra generosidad.
Será mucha o poca, pero me he sentido cercano a vosotros porque me habéis ayudado a solucionar algunos problemas que me quitaban el sueño. No tenían escuela y cuentan ahora con una que les puede llevar hasta las puertas de la Universidad. Estaban relegados de la sociedad por su aparente minusvalía, no tenían muletas o sillas de ruedas y disponen ahora de ellas para dignificar su discapacidad física.
No sabían dónde dar a luz y se encuentran con un edificio que les recibe, incluso con sábanas. No sabían dónde ir cuando estaban aquejados de una enfermedad y ahora tienen un hospital que no les va a pedir que primero paguen lo que va a costar su curación, sino que se van a curar sin necesidad de pagar por adelantado.
Cuántas cosas más os podría contar de lo que es el sufrimiento de esta gente, pero vosotros estáis ahí para echarme una mano, por eso, para mí sí hay Navidad.
Os estoy muy agradecido y os tendré presentes durante estas fiestas. Algunos ya se han ido para siempre, pero también pensaré en ellos porque también ellos contribuyeron a hacer que otro mundo fuera posible, en provecho de todos.
Yo sigo todavía en el tajo, a pesar de que los años se hacen cada vez más pesados, pero todavía hay mucha gente que sufre: enfermedad, paro, hambre, tribalismo, falta de escuelas, etc., y con vuestra ayuda yo quiero seguir luchando para que no haya tantas diferencias entre el Primer y el Tercer Mundo. Todavía quedan muchas cosas por hacer, pero sigamos trabajando entre todos para que la Navidad sea un momento de alegría para todos.
FELICIDADES — ZORIONAK
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