Los Talleres de Oración y Vida los fundó el capuchino azpeitiarra Ignacio Larrañaga. Actualmente, tienen presencia en cerca de 40 países del mundo, cuentan con más de 19.500 responsables de taller o guías y fueron aprobados por la Santa Sede en 1997. Son un servicio eclesial para aprender y profundizar en el arte de orar.
“Este aprendizaje –explican organización- tiene un carácter eminentemente experimental, como en un taller: orando se aprende a orar. Se aprende a entrar en la relación personal con el Señor, con variadas modalidades, desde los primeros pasos hasta las alturas de la contemplación. Pero es también un Taller de Vida en el que la persona va liberando su mundo interior de inseguridades, complejos, miedos y tristezas, adquiriendo una fortaleza psíquica y recuperando el sentido de la vida y la alegría de vivir”.
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