El pasado 21 de septiembre, acudieron al Museo de Arte Sacro los técnicos para proceder al «cuidadoso embalaje» de esta pieza. El director del Museo de Arte Sacro, Juan Manuel González Cembellín destaca que es la única obra de este estilo que se conserva en la península, «de ahí su excepcionalidad».
El pelícano eucarístico aparece con sus polluelos en las puertas de los sagrarios de muchos retablos. Y en Perú dio origen a una peculiar forma «por medio de una escultura que representa al animal con sus alas abiertas y que en su espalda tiene un hueco con su portezuela para reservar las Formas«, detalla González Cembellín. En la pieza de Otxandio, han desaparecido los polluelos, «tan frecuentes en América». Es por esta peculiaridad por la que han solicitado esta pieza para la exposición `Tornaviaje. Arte iberoamericano en España´.
El pelícano, una tradición precristiana
Cuenta la leyenda que en la antigüedad precristiana el pelicano, al llegar a su nido, se picoteaba el pecho hasta que salía sangre, con la que daba de comer a sus polluelos –interpretación sin duda derivada de la costumbre de esta ave de golpearse el pecho con el pico para regurgitar la comida con la que alimentaba a sus crías–. El cristianismo hizo suya esta tradición, identificando al animal con Jesucristo que derramaba su sangre por la salvación de los hombres. Y así el pelícano se convirtió en símbolo de la eucaristía. Aunque la figura del pelícano se metamorfoseó un tanto, pareciéndose más a un águila, quizás por influencia del símbolo de San Juan, el más popular de los cuatro evangelistas.
Exposición en el Museo del Prado
Señalan desde el Museo del Prado que, “Tornaviaje. Arte iberoamericano en España”, cuenta una realidad poco conocida: que tras la conquista de América y hasta la Independencia llegaron a España más objetos artísticos de procedencia americana que flamenca o italiana, y que el tráfico de obras de arte entre ambos lados del Atlántico no fue solo unidireccional, de España a América, como suele señalarse. Estos miles de objetos, muchos debidos a artífices indígenas o mestizos, presentan a menudo materiales, temas y técnicas desconocidos en la metrópoli, y su realización respondió a propósitos diversos: reafirmación del dominio de la metrópoli, aspiraciones identitarias de las elites criollas, o motivaciones documentales, devocionales y estéticas.
La exposición, incluye más de un centenar de obras americanas conservadas desde hace siglos en instituciones culturales y religiosas españolas; piezas que se integraron en nuestra cotidianeidad y forman parte de nuestro patrimonio histórico y cultural, aunque a veces hayan perdido memoria de su origen.
63 prestadores nacionales y 3 internacionales han colaborado en la organización de esta exposición con el préstamo de 95 de las 107 obras expuestas, creadas en Perú, Colombia y México, entre otros, de las cuales 26 han sido restauradas para la ocasión.