Homilía del obispo de Bilbao, el Día de San Ignacio, en 10 frases

1. San Ignacio, riqueza y complejidad de un hombre fuerte y frágil a la vez.
2. Ignacio no quiso crear la sociedad de San Ignacio, el centro de su compañía era Jesús.
3. El santo fue muy exigente consigo mismo y exigió también a los demás. Buscaba siempre fortalecer la relación suya y de sus seguidores con Jesús.
4. El crecimiento espiritual es el resultado de una lucha entre una mayor cercanía a Jesús o dejarse llevar por la corriente.
5. Parte de la tradición que Ignacio nos dejó tiene que ver con el modo de tomar decisiones, intentando hacerlo con libertad: libres del miedo, de la fuerza de la rutina y de los impulsos negativos y miopes. Se trata de intentar hacer el bien para tí y para las personas que comparten contigo una misma humanidad.
6. A veces el discernimiento de lo que es bueno lleva a defender decisiones controvertidas. Jesús no hubiera muerto crucificado si su prioridad hubiera sido no molestar a nadie.
7. La vida es complicada a veces, y hay que tomar posiciones firmes. Otras veces hay que buscar la voluntad de Dios eligiendo no entre el blanco y el negro, sino entre una gran riqueza de colores, de ideas… en la que no es fácil elegir lo mejor, porque en esa gama no falta la ambigüedad, la confusión.
8. Ignacio fue revolucionario porque creyó que Dios podía ser buscado y encontrado en todas las cosas, en todas las personas, en todas las ideologías. Y es que todas las propuestas humanas encierran alguna verdad.
9. Esta propuesta es importante porque Cristo está dentro llamando a la puerta para que le abramos, porque él quiere salir para llegar a más personas.
10. Pidamos hoy para que tengamos un gran deseo de crecer, de tomar control en nuestra vida, de acercarnos más a Cristo, de no dejarnos llevar por la rutina porque el piloto automático no es bueno en la vida espiritual.