El Papa Francisco en su texto para esta jornada, comienza refiriéndose al año 2020 que acabamos de cerrar, caracterizado por la gran crisis sanitaria de COVID-19, “que se ha convertido en un fenómeno multisectorial y mundial, que agrava las crisis fuertemente interrelacionadas, como la climática, alimentaria, económica y migratoria, y causa grandes sufrimientos y penurias. Pienso –dice- en primer lugar en los que han perdido a un familiar o un ser querido, pero también en los que se han quedado sin trabajo” y Francisco recuerda, especialmente, “a los médicos, enfermeros, farmacéuticos, investigadores, voluntarios, capellanes y personal de los hospitales y centros de salud, que se han esforzado y siguen haciéndolo, con gran dedicación y sacrificio, hasta el punto de que algunos de ellos han fallecido procurando estar cerca de los enfermos, aliviar su sufrimiento o salvar sus vidas”.
Practicar y educar para cuidar, escribe el Papa, es la manera de «erradicar la cultura de la indiferencia, el descarte y la confrontación, que a menudo prevalece hoy en día».
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