Ha fallecido Rapel Mentxaka

Rapel (Bilbao, 1931), fue ordenado presbítero en el año 1957 en la parroquia de San Antón, de Bilbao. Su primer destino estuvo en los barrios de Pando y Bernales, en Karrantza. Posteriormente y durante varios años fue profesor del Seminario y su último destino pastoral estuvo en el barrio de Rekaldeberri, en Bilbao. Por motivos de salud, hace años estaba retirado. Además de su servicio pastoral, Rapel destacó durante toda su vida por su dedicación al mundo del arte y fue el autor de numerosos logotipos que aún son utilizados por organismos de la Diócesis.
Rapel solía decir que había recorrido decenas de veces la Diócesis “Todos los rincones me son familiares, creo que no me queda ni un solo templo por conocer”, recordaba en su última entrevista realizada por Javier Martínez Suescun para la revista diocesana “Comunicación/Alkarren Barri”, encontrándose ya delicado de salud.
A lo largo de su vida estuvo tras la ingente tarea de la restauración y recuperación del patrimonio artístico de la Diócesis y asesoró artísticamente multitud de obras. “No soy de estadísticas –decía- allí donde me llamaban iba” y para certificarlo añadía como detalle que “quemó” cinco coches con más de doscientos mil kilómetros cada uno.
De sus comienzos artísticos Rapel recordaba que estando en el Seminario de Castillo Elejabeitia, el entonces rector, Isidro Larrauri reunió a un grupo y les animó a que cultivaran sus cualidades artísticas. Lo formaban José Mari Muñoz, Iñaki Landa, Iñaki García Ergüin y él. “Nos dejó una habitación y allí dibujábamos, pintábamos y charlábamos sobre arte”, recordaba. Del grupo Muñoz y Mentxaka se ordenaron sacerdotes. Con Iñaki García Erguin,  reconocido artista, Rapel mantuvo una buena relación de amistad toda su vida y colaboraron en muchos proyectos, uno de los últimos la restauración de la iglesia de San Antón.
Sus amigos sacerdotes
En todas las conversaciones Rapel mencionaba y reivindicaba la labor de dos sacerdotes compañeros suyos, ambos fallecidos, Joserra Valverde –anterior director del Museo Diocesano- y el anteriormente citado, José María Muñoz, gran artista con quien compartió infinidad de trabajos.
Terminamos con unas palabras en las que el propio Rapel resumía su vida “Diría que ha sido un gozoso maridaje entre pastoral y arte. Como artista soy autodidacta. Leí y estudié mucho por mi cuenta, pero el único título que tengo es el de la Academia de Bellas Artes de Madrid, que me reconoció como ‘artista’ por el conjunto de mi obra. Me valió para dar clases de dibujo en el Seminario. Y, sobre todo, mi trabajo como artista me ha servido para conocer y tratar con todos los curas. Siempre ‘he faroleado’ de ser el que más curas conoce de la Diócesis. Además, suelo insistir, he tratado a los curas como amigos y ellos siguen  siendo mis amigos”.