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09.07.2013

El portador de Cristo

Una de las eucaristías que se celebran a más altitud en la Diócesis es la del día de San Cristóbal, en el monte Oiz. La ermita, situada a 791 metros sobre el nivel del mar, acogerá hoy la misa en honor al santo, a las 12 horas. El próximo domingo de repetición, la eucaristía se celebrará a las 13 horas. Las parroquias de Portugalete y Derio también celebrarán la onomástica.

La ermita de San Cristóbal, en el monte Oiz, depende de la parroquia de Nuestra Señora de Gerrikaitz. Se restauró en 1978. Hoy se abrirá para todos los fieles que deseen acudir a la misa que se celebrará al mediodía. Posteriormente, se repetirá la costumbre de introducirse un bastoncillo impregnado en aceite en la oreja, ya que se considera que el santo ayuda a curar el dolor de oído. El párroco, Juan Zarragoikoetxea, detalla que “hay gente que realiza el rito todos los años”.
En Portugalete, en la parroquia de San Cristóbal de Repélega, la eucaristía de las 11:30 dará paso a la bendición de los vehículos. Al igual que otros años, se prevé que acudan numerosos automovilistas a participar en el rito.
San Cristóbal, en el Txorierri
Otra parroquia con dedicación al santo en la Diócesis, es la de Derio. Fundada en el siglo X y reedificada y ampliada en el año 1745. Es un edificio de mampuesto con grandes sillares en las esquinas. De acceso dintelado, torre rectangular y pórtico sostenido por vigas. En el interior se conserva una imagen gótica de la Virgen y el niño.
En Derio, la misa estará presidida por el vicario general de la Diócesis, Ángel Mª Unzueta, a las 11 de la mañana.
Leyenda del santo
Aunque San Cristóbal es uno de los santos más populares de Oriente y Occidente, apenas se conoce algo cierto sobre su vida y su muerte. La leyenda cuenta que San Cristóbal fue adquiriendo extraordinaria estatura y fuerza, y decidió servir solamente al más fuerte y al más bravo. Durante tiempo buscó a su maestro y encontró a un ermitaño quien le habló de ofrecer su fortaleza a Cristo, le instruyó en la Fe y lo bautizó.
Ante San Cristóbal, que se llamaba Relicto, apareció un niño que le pidió cruzar el río. A medida que entraba en el río, el niño más pesaba. Con gran esfuerzo, llegó a la otra orilla. Entonces, Jesús, se dio a conocer, y como signo, hizo florecer su bastón. Entonces, cambió su nombre por el de Cristóbal, que significa en griego: «portador de Cristo»