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09.06.2014

Los Terciarios Capuchinos celebran su 125 aniversario

Los religiosos `Amigonianos´ o Terciarios Capuchinos iniciaron en abril los actos conmemorativos del 125 aniversario de su fundación. En nuestra Diócesis, la orden mantiene una comunidad en Portugalete. Los religiosos atienden a niños y jóvenes con cierta problemática social en la misma localidad jarrillera y en Mungia, Loiu y Muskiz.

Los religiosos Terciarios Capuchinos de la Diócesis de Bilbao celebraron un encuentro con los trabajadores y las familias Amigonianas con una eucaristía y una comida fraterna, el pasado 31 de mayo, para celebrar el aniversario.
La orden se instaló en Bizkaia el año 1951 en el `Hogar Saltillo´, para acompañar a jóvenes necesitados de ayuda en su vida personal y en su adaptación social. Actualmente, los cuatro religiosos que forman la comunidad, conviven con nueve chavales de edades comprendidas entre los 3 y los 18 años. “Son niños y adolescentes con cierta problemática social y como sus familias no reúnen las condiciones necesarias o están desamparados, los derivan aquí desde la Diputación”, explica el superior de la Casa, Juan José Baz.
Los otros programas, atendidos en su mayoría por la fundación Amigó, la ONG de los Amigonianos, atienden a jóvenes de edades comprendidas entre los 13 y los 18 años. En un centro ubicado en la misma localidad de Portugalete se alojan otros 10 jóvenes. En Zabalondoetxea, Mungia, conviven 12 jóvenes con problemática filoparental. Otro de los programas que atienden, en Muskiz, se centra en los jóvenes con una cierta problemática conductual. El programa de Zabaloetxe (Loiu) está dedicado a jóvenes magrebíes y subsaharianos.
Los religiosos se apoyan en los laicos profesionales y los voluntarios que colaboran en cada centro. «Están realizando una gran labor», matiza el responsable.
En cuanto a la reacción de la ciudadanía ante la ubicación de los centros, el religioso opina que aunque la mayoría de la gente opina que hay que atender esta problemática «nadie quiere tener un centro de estas características al lado de su casa». A su modo de ver, es una cuestión que se manifiesta a menudo entre las entidades que trabajan en el tercer sector. Sin embargo, Juan José añade que cuando se conocen los programas, la gente «los acepta con normalidad».
El promedio de estancia en Muskiz y en Mungia es de un año o dos como máximo, ya que mayormente, los jóvenes vuelven a sus hogares «porque los procesos se suelen desarrollar también con los familiares». En algunos casos, si el medio familiar «no es el adecuado», se tiende a que el joven haga un proceso de emancipación.