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16.01.2014

“Que la Asamblea sea aprendizaje e impulso”

Con este mensaje de aliento ha finalizado su intervención Javier Oñate, el director del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral, el cual ha organizado la primera sesión del ciclo `Talaiatik´ centrado en la Asamblea Diocesana que se celebró hace 30 años. Además de Oñate han participado la directora del Archivo Diocesano, Anabella Barroso y Eloísa Larrea, del comité ejecutivo de la Asamblea.

Anabella Barroso ha desgranado el contexto histórico que precedió a la Asamblea Diocesana, de cambios políticos transcendentales, una vez finalizada la dictadura y en el que la Iglesia “se tuvo que adaptar” a la sociedad de la época. Javier Oñate ha recordado que el proceso comenzó antes de 1984, ya que en la época de monseñor Cirarda, desde el año 1969, se vivió “una gran etapa de apertura” en la que cobraron más protagonismo los laicos.
“El 70% de las personas que participaron en el proceso de la Asamblea fueron mujeres” ha reiterado en más de una ocasión Anabella Barroso incidiendo en la importancia del colectivo femenino en la Iglesia entonces y en la actualidad. Eloísa Larrea ha aseverado recordando que la inmensa mayoría fueron amas de casa que dedicaron horas y horas de trabajo a la Asamblea. Y es que hay que recordar que fue un proceso que se desarrolló durante tres años (1984- 1987).
La Asamblea tuvo unos previos en los que se consultó de una manera “muy democrática” ya que no se excluyó a nadie y participaron 30.000 personas, según los datos recogidos por Anabella Barroso. Este gran número de respuestas da cuenta de la fuerza del sujeto eclesial de aquél momento. “Un sujeto debilitado en la actualidad”, ha manifestado Oñate, que es una de las características del presente pero también se repite uno de los retos que hace 30 años se planteaban: “la comunión eclesial”, ha matizado.
Algunas luces y sombras
Eloísa Larrea se ha referido a la experiencia que vivió como miembro del comité ejecutivo, que la considera vital. Tras releer los apuntes de aquél momento además de las grandes luces también ha reparado en las sombras. Ha calificado su presencia y su llegada al comité tras un proceso “totalmente democrático” y del mismo modo vivió la etapa posterior.
Los temas que se trataron entonces parecen repetirse actualmente “aunque adaptados al ecosistema actual”, ha matizado Barroso. Los pobres, la familia, la catequesis, la solidaridad con los marginados fueron algunas cuestiones que se abordaron en profundidad.
Bajo el punto de vista de Eloísa otros asuntos como el tema de la violencia se trataron de una manera más “tibia”. También se ha referido a la jornada de clausura en la que en el presbiterio sólo participaron los sacerdotes y “la presencia de los laicos fue mínima”.
Oñate ha solicitado realizar un esfuerzo de creatividad y adaptación para responder al nuevo mundo que se nos presenta y ha abogado por proseguir el camino emprendido por el Concilio Vaticano II y la Asamblea Diocesana.