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08.08.2013

Un voluntario entre fogones

La solidaridad ocupa gran parte del tiempo del  ondarrés Juan José Bedialauneta porque “tal y como hacía Jesús” considera importante acompañar a los que lo necesitan. Hace once años, cuando recibió la baja por incapacidad, comenzó a realizar labores de jardinería en el monasterio de Ziortza. Actualmente comparte su tiempo repartiendo alimentos a 36 familias de Lea-Artibai y ha formado un grupo de inmigrantes que se reúne cada quince días a leer y profundizar pasajes del Evangelio. Lo encontramos preparando un marmitako a los participantes del Campamento de Trabajo de Bidesari.

¡Qué bien huele!. ¿Qué está cocinando?
El coordinador del campamento acaba de comprar bonito y, como todos los años, les estoy preparando un marmitako a los jóvenes. Te invito a comer.
Gracias, la oferta es tentadora. ¿Cómo y cuándo empezó como voluntario en la Diócesis?
Hace once años me dieron la incapacidad laboral y un amigo, sabiendo que a mí me gustaba realizar tareas solidarias, me comentó que los monjes necesitaban a alguien que les ayudara en algunas tareas del convento. Sin pensármelo mucho vine y hasta hoy. Ahora uno de ellos se encarga también de la jardinería y la huerta por lo que no tengo tanto trabajo como antes. Pero así dispongo de más tiempo para otras cosas.
¿Como cuáles?
Pertenezco, desde hace siete años, al movimiento de la tercera edad Vida Ascendente-Bizian Gora. Hemos formado un grupo de inmigrantes de Ondarroa para leer y profundizar pasajes del Evangelio. Somos ocho, nos juntamos cada quince días y hace poco vinimos aquí, a Ziortza, a celebrar una eucaristía. Además hace un año y medio comenzamos a repartir comida a familias necesitadas en Lea-Artibai. Actualmente atendemos a 36 familias del entorno.
¿Por qué comenzó con esa labor?
El 22 de diciembre del año pasado una compañera me comentó que había una familia que no tenía nada para cenar esa noche y debíamos hacer algo. Nos pusimos en marcha y les llevamos alimentos. A partir de ahí formamos la asociación Ongintza. Realizamos una campaña con unos carteles en los que se podía ver a una persona trajeada preguntándose cómo le había podido pasar a él. Dimos charlas en los centros escolares, acudimos a varios comercios y al Banco de Alimentos y, gracias a Dios, estamos ayudando a varias familias de los alrededores.
¿Cuál es el perfil de las familias a las que atienden?
Hay de todo. La mayoría son familias que no disponen del dinero suficiente para dar de comer a sus hijos. También hay personas separadas  con pocos recursos.
¿De dónde se saca el tiempo?
Para las cosas que se hacen desde el corazón el tiempo no cuenta. Yo me siento feliz siendo solidario y cuando salgo de casa sólo le pido a Dios que me guíe. Nunca me ha fallado.