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21.12.2010

«La paz es más que la ausencia de guerra»

Mañana, 1 de enero, se celebra la Jornada Mundial de Oración por la Paz. Monseñor Iceta presidirá la primera Eucaristía del año en la Basílica de Begoña a las doce del mediodía. Con motivo del Año Nuevo ha escrito su Mensaje para toda la Diócesis destacando que "la paz es una realidad mucho más profunda que la mera ausencia de guerra"

El obispo de Bilbao, en el Mensaje de Año Nuevo, al recordar el nacimiento de Jesús, recuerda la importancia de la fiesta mariana , «que desde los primeros siglos de nuestra fe, los cristianos han venerado con el término griego de Theotokos, es decir, la Madre de Dios. Es, por tanto, un día para celebrar el don precioso de la maternidad, y para poner el corazón en esa maternidad de María».
Monseñor Iceta hace referencia al salmo 71 y a la importancia de que «florezca la justicia y la paz abunde eternamente».  Así mismo, matiza la importancia de la paz «como fruto de la justicia y directamente dependiente de ella». Recuerda el Concilio Vaticano II, «cuando afirma que la paz es fruto de la caridad y de la justicia, nace del amor al prójimo y es imagen y efecto de la paz de Cristo», y se refiere de nuevo al Concilio para recordar que «la misión de la Iglesia se realiza por medio del testimonio de vida; por el amor y compromiso de los cristianos en la edificación de la paz».
Paz, perdón y reconciliación
En el Mensaje dirigido a la diócesis, el obispo de Bilbao se refiere también a «los que sufren pobreza, soledad, o violencia que clama ante el Padre. Jesús no cesa de venir a nosotros y mostrarnos los caminos del amor, la justicia y la paz. Pero este camino comienza en el corazón de cada hombre y mujer que se abre al misterio de Dios e inicia el camino de la conversión, rechazando toda violencia y egoísmo, y emprendiendo la senda del amor». El mensaje prosigue recordando el camino de las bienaventuranzas e invitándonos a todos » a recorrer este camino, a partir de Belén siendo sembradores de paz, edificando una ciudad nueva, digna del hombre, donde prevalezca la cultura de la paz, del perdón y de la reconciliación».
El obispo recalca que la sociedad está necesitada de una pedagogía y espiritualidad de la paz.  Del mismo modo, destaca la importancia de la oración y el «comprometernos en nuestro trabajo cotidiano. Que en nuestra tierra, sedienta de paz, brote este don como signo y testimonio de que ciertamente hemos acogido en nuestra vida y en nuestros hogares, en nuestra tierra y en nuestra historia, al Enmanuel, al Dios con nosotros».