Nuestra Comunidad/Gure Elkartea
AÑO XX. Marzo – Abril 2017. Nº 170
«LA ALEGRÍA DEL AMOR»
Ramón Guardamino es sacerdote getxotarra que preside el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Bilbao. Como amigo y como feligrés le he dirigido estas preguntas para acercarnos a la hermosa encíclica de el Papa Francisco
1.- Aspectos a destacar de la exhortación apostólica
En primer lugar, el mismo título es muy elocuente: Amoris Laetitia, la alegría del amor. Y también el inicio del documento. Hoy muchos jóvenes ven el matrimonio y la familia con más temor que ilusión; casi más como un conjunto de cargas que nos impiden realizarnos como personas, que como una vocación al amor en la entrega. Por otra parte, las circunstancias no siempre hacen fácil formar una familia; a veces es una odisea. Y la encíclica empieza hablando de la alegría del amor que se vive en las familias, y de un deseo de familia que permanece vivo entre los jóvenes, y que motiva a la Iglesia. El anuncio cristiano sobre la familia es Evangelio, buena noticia.
Por tanto, la familia es sobre todo como un don de Dios, que nos capacita con su amor para ser felices dándonos con un amor esponsal, de entrega sin límites. Nos hace vivir en ese amor y en esa entrega. Esto implica también sobrellevar las cargas, como modo de manifestar amor, pero sería pobre quedarse solo en la renuncia que implica, sin ver el don de Dios, que pone nuestra realización y nuestra felicidad en el amor.
Otro aspecto, seguramente más discutido y con más impacto mediático, es el tocante a las parejas en dificultad, en situación de ruptura. Y en ocasiones se ha reducido la discusión al dilema de si «se puede» o «no se puede» comulgar cuando uno se ha divorciado y se ha casado de nuevo civilmente. En realidad el camino de discernimiento pastoral señalado por el Papa, por más que algunos vean en él una ruptura con lo anterior, yo lo veo más como una evolución, y no es ajeno a la gran tradición de la Iglesia ni a la teología moral. Sin embargo, ese discernimiento dinámico del que habla el Papa no coincide con tantas explicaciones que se ven; a mí me parece que es más sutil y respetuoso de cada situación.
2.- Cómo se ha acogido en la comunidad cristiana
En nuestra diócesis he visto una acogida muy positiva en general, y creo que en el mundo entero, aparte de algunas críticas que, aunque han sido significativas, afectan a aspectos puntuales; principalmente a lo que he señalado antes. Se ha visto en primer lugar el deseo de la Iglesia y sus pastores –tanto el Papa como los Obispos reunidos en el Sínodo y, entre ellos, nuestro Obispo– de anunciar la perenne novedad del Evangelio en la situación que vivimos de cambio de época, en que para muchos la familia tal como la entendemos –fundada en el matrimonio– es algo del pasado. Y se ha visto también la cercanía de nuestros pastores a las personas en distintas situaciones difíciles, y no sólo de divorcio. Ahora esa acogida se está concretando en líneas de acción en la pastoral familiar de las diócesis y parroquias, y es importante que llegue a la vida de todos los fieles, para hacer más presente esa alegría del amor.
3.- Cómo afecta al Tribunal eclesiástico
Más que la exhortación en sí misma, lo que afecta de lleno al Tribunal es la reforma del proceso canónico de declaración de nulidad matrimonial, aprobada por el Papa en otro documento (Mitis Iudex). Sin embargo también la Mitis Iudex es fruto del Sínodo sobre la familia. Se ha simplificado y facilitado el procedimiento, para que sea más accesible a todos. Esto unido a los cambios organizativos que hemos venido haciendo, ha aumentado nuestra capacidad de atender a las personas, y las causas se han multiplicado, lo cual exige más dedicación, pero también es muy gratificante. Sin embargo, todavía hay camino por hacer, para lograr llegar a toda persona que necesite iniciar un proceso de declaración de nulidad, y creo que las parroquias están llamadas a ser un puente entre los fieles y el Tribunal.
4.- Cómo orientar si uno necesitar regularizar su situación
La pasada primavera organizamos una mesa redonda en el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral, precisamente dirigida a párrocos y agentes de pastoral familiar. Y hemos puesto la grabación y los materiales en internet, en el sitio del Tribunal, www.bizkeliza.org/tribunal. Creo que es muy útil oír las intervenciones para poder ayudar a estas personas. En todo caso, siempre se puede decir a la persona interesada que llame al Tribunal (al 944164155) dentro del horario de atención al público (lunes a viernes de 10 a 13,30, excepto festivos y agosto), y soliciten hablar con un abogado al que puedan exponer su caso, para que les informe y asesore.
En la parroquia es normal encontrar personas en estas situaciones duras de ruptura familiar; por ejemplo, entre quienes traen a sus hijos a la catequesis, pero a veces también entre los mismos catequistas. Y es enorme la ayuda que se les puede prestar: aparte del discernimiento del que he hablado antes, que es muy necesario, muchas veces se descubre que el matrimonio fracasado en realidad no era tal, por una incapacidad, por un vicio en el consentimiento o por otros motivos, y se declara nulo. A veces las apariencias engañan, y encontramos personas que descartan la nulidad matrimonial porque hay hijos o porque uno se casó enamorado. Cuando pueden existir motivos de nulidad que no aparecen a primera vista.