Una comunidad numerosa y participativa, procedente de diferentes lugares, llenó la iglesia de Laida, hasta el pórtico. Los últimos detalles de la ermita corrieron a cargo del alcalde de Ibarrangelu, Jesús Mari Ziluaga y del organista de Arteaga, Asier Muniategi.
El vicario Kortazar solicitó a San Ignacio «su audacia para pedir y ofrecer el perdón, y su claridad que abra nuevos caminos en la Iglesia. De ser amigo de Jesús, a seguidor de Jesús». El bertsolari cantó «San Ignacio sea la base de este pueblo» y al concluir la eucaristía se entonó el himno a San Ignacio.
Al finalizar la misa, actuaron los dantzaris y txistularis de Ibarrangelu.