Son muchas las reacciones que ha suscitado el fallecimiento del sacerdote José Ángel Ubieta en el entorno eclesial.
Andoni Gerrikaetxebarria, quien fue rector del Seminario menor de Derio en la época en la que Ubieta fue vicario general, destaca de él su humildad y sabiduría.
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A modo de ver de Gerrikaetxebarria, Ubieta fue «una pieza fundamental de la Iglesia diocesana en los años de grandes turbulencias políticas, sociales y eclesiales. Promotor y conductor de la Asamblea Diocesana que fue todo un hito en la historia de la Diócesis. Valorado y apreciado, se hizo presente en muchas diócesis que le tuvieron como un gran guía espiritual que desde un profundo conocimiento de la Biblia fue y llegó a ser todo un maestro de la vida pastoral de la Iglesia».
El presbítero y delegado diocesano de Liturgia, Jesús Llarena, a quien define como «su padre espiritual«, resalta que Ubieta fue una persona preocupada en ayudar a los jóvenes «a descubrir su vocación». Maestro de muchos, fue para él «un ejemplo de sacerdote, que vivió y se desgastó por la comunión«. Junto con ello, siempre supo «cómo acompañar espiritualmente sabiéndose colaborador de Dios y no protagonista». En definitiva, considera que «deja un vacío aún con su edad y sus limitaciones». Durante sus años como director espiritual del Seminario decía a los seminaristas que «debíamos ser cristianos del Domingo de Resurrección, que para él era el mayor de los regalos».
Jorge Muriel, el director técnico del Hogar Sacerdotal San Vicente, donde ha fallecido esta noche José Ángel Ubieta le describe como una persona que «contagiaba humildad, paciencia y saber estar. Todo lo que decía, hacía o pedía era desde el respeto, con mucha moderación. Para mi José Ángel ha sido un testimonio de Evangelio con mayúsculas«, remata.
Instituto Diocesano de Teología y Pastoral
Ubieta fue el primer director del Instituto y en la página web del mismo, le dedican un recuerdo agradecido «a una persona de gran calidad humana, que ha promovido muchas de las iniciativas que hacen de la diócesis lo que es en la actualidad». Resaltan su involucración con el laicado y por su «formación y participación».
Siempre tenía una palabra amable
Anabella Barroso, directora del Archivo Historico Eclesiástico de Bizkaia mantuvo una relación muy estrecha con Ubieta «Con gran pena por el fallecimiento de José Ángel, escribo estas palabras. Le recordaré siempre por su cercanía, su sencillez, su buena educación y su saber estar. Siempre tenía una palabra amable y una memoria prodigiosa. Allá por 1995, cuando yo colaboraba en el IDTP y era responsable del Programa de Fuentes Orales (tomando el testigo de Josetxu Villacorta), una de las primeras personas a las que entrevisté fue a José Ángel. Durante mas de un año en sesiones semanales me fue contando su vida y la historia de la Diócesis. Son muchos los recuerdos de aquellos años. Hablar de José Ángel es hablar de la historia de la Diócesis, él está presente en casi todos los procesos desde diferentes responsabilidades. Entre otras cosas dio luz verde al Archivo Histórico en 1976. Con él se nos va un referente pero sin duda le recordaremos con cariño, por su humildad, su inteligencia y, sobre todo, por su cercanía. Goian bego! ¡Hasta siempre don José Ángel!
Servidor prudente y fiel
Jaime López Eguílaz, desde la Biblioteca diocesana recuerda cuando recibió el encargo de ayudar a José Ángel con sus «papeles y libros».
«Tuve la suerte de compartir con él dos años, dos días a la semana, en su domicilio de la calle Ercilla. Era el paso previo a trasladarse a la residencia de Venerables en Begoña y le preocupaba mucho el ‘hacer las cosas bien’ y que tanto su numerosa biblioteca, como toda la amplísima documentación que guardó, a lo largo de los años en sus diferentes responsabilidades, fueran tanto al Archivo Histórico Eclesiástico como al Archivo de Curia, en función del carácter de las mismas.
Hablamos mucho, en un diálogo profundo, a la luz de los papeles que nos íbamos encontrando, tomamos decisiones y en ese trabajo volví a descubrir el gran servicio que ha prestado a nuestra Diócesis, desde una fe cultivada, encarnada y con una lealtad a la misma que impresiona.
Servidor prudente y fiel, cualquier aspecto que ocurría en la diócesis era de su interés y preocupación. Nos lega en el campo bíblico un trabajo fundamental con la Biblia de Jerusalén, de la que fue director muchos años.
Al finalizar ese periodo intenso de contacto con él, nos encontramos muchas veces más y siempre manifestaba su agradecimiento por la tarea realizada».
Goian Bego José Ángel
