Previo a su encuentros en nuestra Diócesis, tuvimos la oportunidad de hablar con él sobre diversos temas. En cuanto a su sentir sobre el fallecimiento del Papa Francisco, Mauricio, expresó «un sentimiento agridulce. Naturalmente -dijo- un dolor profundo por su partida, la presencia concreta de él en la vida de la Iglesia. Pero también, si me permiten, a nivel personal de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, es un vacío insustituible».
López destacó que, por otro lado, está la esperanza. «El proyecto de Reino, el proyecto del Concilio Vaticano II que él traía en el corazón es lo que permanece y, para nosotros, todos estos 12 años que coinciden con el camino que hemos hecho en la Amazonía».
Mauricio, recordó también que hace 12 años recibió la noticia de la llegada del Papa Francisco, estando en Ecuador, trabajando en Cáritas, junto a nuestro obispo de Bilbao, Joseba Segura, «recibimos juntos la noticia de la llegada del Papa Francisco, con la ilusión de ese primer pontífice latinoamericano. Pues para mí también me dice mucho estar aquí en Bilbao este día, despidiendo al Papa Francisco junto con Joseba, pero también pensando en ese pueblo de Dios con quien lo recibimos. Así que queda un vacío pero, por otro lado, ese es el sentido de ser Iglesia, es un vacío que no queda sin una invitación, y la invitación es a seguir tejiendo, como él nos invitó y en eso nuestra esperanza».
Puso en valor el lenguaje de cercanía de Francisco, su comprensión de ser el obispo de Roma, de ser un pastor de la Iglesia «quienes lo conocieron, de mucho tiempo antes de ser pontífice, dicen que esa sencillez fue parte de su vida. No era una pretensión o un acto, digamos, preparado, sino que él entendía el ser pastor desde la cercanía, desde la sencillez, pero con mucha claridad también de operar la reforma donde era necesario. Con mucha fuerza también para la toma de decisiones necesarias donde había también que cambiar, pero nunca desde disociarse de esa humanidad, y la opción por los más vulnerables también. No en un paternalismo vertical, sino conectado su vida con ellos y creo que así lo vivimos. El último momento de despedida, también en silencio, en lo íntimo, él quería ser entregado a los brazos del Padre-Madre de Dios y hacerlo en un espacio íntimo, creo que es consistente con su forma de vivir».
Sinodo de la Sinodalidad
Sobre todo para el Papa Francisco «significó un símbolo y un instrumento. La sinodalidad nunca como un fin en sí misma, la sinodalidad no como una novedad coyuntural, sino como un elemento inherente que constituye el ser Iglesia. Este sentido de caminar juntos y juntas, el proyecto que el propio Jesús realizó en su vida, en lo cotidiano, en medio de la realidad, y como desde las primeras comunidades ha sido un elemento propio. Y, actualmente, también con la perspectiva de lo que vivimos como Iglesia en cuanto a estructura, también como un elemento que permite repensar, repensar muchas de las instituciones, muchos de los procesos eclesiales».
Encuentro en Bilbao
Le preguntamos sobre cual iba a ser su mensaje en sus encuentros en Bilbao, a lo que respondió que sobre todo iba a hablar sobre el proceso vivido, «que se pueda comprender que no tiene que ver con una situación coyuntural de este Papa. Es lo que nos enriquece como Iglesia: el poder reconocernos, acompañarnos, abrazar las realidades diversas. Y, fundamentalmente, también porque esta tierra tiene un fuerte sello de la espiritualidad, en la que he tenido el privilegio de formarme, de los ejercicios de San Ignacio, en clave de discernimiento. El discernimiento como un elemento que permite el acercar y conectar realidades distintas. Incluso -añadió- yo diría los encuentros improbables, que en este momento de un mundo tan polarizado y con tantas rupturas, es donde también se hace evidente lo que la Iglesia puede decir».
Conversión ecológica
Esta tarde estará en Arrupe Etxea (Padre Lojendio, 2) a las 19:00 h., donde impartirá una ponencia titulada «Experiencias de la Iglesia en conversión ecológica. Claves desde la experiencia amazónica y las redes eclesiales territoriales globales».
Mauricio López tomó parte en el consejo preparatorio integrado por el Papa en el Sínodo Amazónico. Coordinó, junto a un gran equipo, la sistematización de los aportes que alimentaron el Instrumentum Laboris. Fue también auditor oficial, y trabajó directamente en los círculos menores, aportando desde la experiencia territorial y el discernimiento comunitario.