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04.12.2025
Presentado el informe FOESSA

259.000 personas viven en exclusión social en País Vasco

La Fundación FOESSA y Caritas presentaron ayer en Vitoria el Informe sobre exclusión y desarrollo social en Euskadi, que analiza la evolución de la integración y la exclusión entre 2018 y 2024 a partir de una muestra representativa de hogares vascos entrevistados en profundidad sobre sus condiciones de vida y dificultades cotidianas. En el acto, estuvieron presentes los obispos de Vitoria, de San Sebastián y de Bilbao, Juan Carlos Elizalde, Fernando Prado y Joseba Segura.

Más precariedad

La sala de espectáculos de la UPV en el Campus de Álava, en Vitoria, acogió el acto en el que se expuso que en 2024, el 53,5% de la población se encontraba en integración plena, el 35% en integración precaria y el 12% en exclusión social. En términos absolutos, unas 259.000 personas viven en exclusión social en el País Vasco, de las cuales alrededor de 84.000 se encuentran en su forma más grave. Respecto a 2018, se reduce la tasa global de exclusión, pero cae la integración plena y crece de forma notable la integración precaria: hay menos personas totalmente “fuera”, pero muchas más personas “dentro” viven hoy en la cuerda floja.

Presentación informe FOESSA
Los obispos de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, de San Sebastián, Fernando Prado y de Bilbao, Joseba Segura, durante la presentación.

Ingreso Mínimo Vital

En 2023, la combinación el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y la Renta de Garantía de Ingresos alcanzaba a prácticamente toda la población en pobreza real, situando a Euskadi como la comunidad con mayor cobertura del IMV y una de las rentas autonómicas con mayor peso relativo del Estado. Sin embargo, no todas las personas que podrían acceder a estas prestaciones lo hacen, especialmente las que sufren pobreza más intensa, y muchas declaran falta de información.

Presentación informe FOESSA

Tres de cada cuatro hogares en exclusión severa ponen en marcha estrategias para salir adelante, pero se encuentran con dispositivos fragmentados, apoyos escasos y poco personalizados. 

Vivienda 

Una de cada seis personas (17%) sufre algún rasgo de exclusión residencial y, desde 2018, los precios han subido cerca de un 20%, mientras el alquiler se encarece un 16% (más del 20% en Vitoria-Gasteiz y Araba). Aunque solo el 17% de la población vive de alquiler, entre las personas en riesgo de pobreza lo hace el 52%; y el riesgo de pobreza apenas alcanza al 5% de quienes viven en propiedad, frente al 30% de quienes alquilan.

Un 13% de los hogares —unos 122.000— cae por debajo del umbral de pobreza severa tras pagar vivienda y suministros, y decenas de miles de personas residen en viviendas inseguras o inadecuadas, especialmente hogares de origen extranjero, hogares encabezados por mujeres y familias con hijos e hijas.

Presentación informe FOESSA

En Euskadi, el 9% de la población sufre problemas de exclusión en salud, frente al 15% del conjunto del Estado, y la situación ha mejorado desde 2018. Sin embargo, los casos más graves —pasar hambre o no poder comprar medicación— se concentran en la población en exclusión y en quienes viven en integración precaria. La dificultad para comprar medicinas o seguir tratamientos por falta de recursos afecta a unas 157.000 personas, y el 13% de los hogares declara haber pasado hambre en los últimos diez años.

Los rostros de la exclusión social en Euskadi

El primer rostro está marcado por el origen y la nacionalidad: las tasas de exclusión entre quienes tienen nacionalidad extranjera (41%) son cinco veces superiores a las de quienes tienen nacionalidad española (8%). Los obstáculos a la participación política derivados de la nacionalidad extranjera son la segunda problemática de exclusión más frecuente, afectando al 13% de la población.

La infancia y la juventud configuran el segundo rostro: la tasa de exclusión entre menores de 18 años (20%) es más de tres veces superior a la de las personas mayores de 65 años (5,5%), y los hogares con menores suponen el 65% de la población excluida. La tasa de paro juvenil (17% entre menores de 30 años) duplica la tasa general, y el encarecimiento de la vivienda retrasa la emancipación y la formación de proyectos de vida autónomos.

 El tercer rostro está ligado al género y a la composición del hogar: la exclusión afecta al 15% de la población en hogares encabezados por una mujer, frente al 10% cuando el hogar lo encabeza un hombre, una brecha que se amplía al cruzarla con cuidados, posición laboral y acceso a la vivienda, penalizando especialmente a los hogares monomarentales.

Más información: aquí

Presentación informe FOESSA

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