¿Cuáles son las ideas centrales del informe Foessa?
Una primera muy importante para entender este informe es el concepto de exclusión social. Cuando a veces se nos habla coloquialmente de exclusión social, quizá nos venga a la mente la persona que está en la calle, durmiendo en un cajero automático o debajo de un puente. Foessa quiere superar ese concepto y abre el abanico de posibilidades intentando que entendamos como sociedad que la exclusión social es un concepto muchísimo más amplio y más multidimensional que afecta a muchos ámbitos de la vida de las personas y que va más allá que la esfera económica o que la simple pobreza. La empleabilidad, el aislamiento, la falta de redes de apoyo, el conflicto social, familias que tienen una dificultad grande para su integración en la sociedad, ámbitos de salud o de educación…que hace que la mirada que realiza Foessa sea mucho más amplia. Foessa propone que entendamos la espiral de la exclusión como un alejamiento de las situaciones de centralidad en la sociedad. Por ejemplo, una persona mayor que tiene una pensión relativamente acomodada, pero vive en un cuarto piso, en un edificio sin ascensor, empieza a tener problemas de salud o no tiene una red familiar… son personas que se van alejando de los circuitos normalizados.
¿El País Vasco presenta una de las cifras más elevadas en integración social del conjunto de España?
El informe señala que con los datos del 2018 ha mejorado en cuanto a niveles de integración comparando de los datos de hace unos años. La mirada del 85% es positiva, pero contrasta con el dato de que un 15% de la población tiene una exclusión moderada. Es decir, hay ámbitos que están fallando de una manera muy sensible o incluso de exclusión severa. En números son 330.000 personas. En exclusión severa son un 8,8%, estamos hablando de 193.000 personas que tienen dificultades muy importantes para llevar una vida digna.
Hay personas que están fuera de nuestros circuitos y son invisibles, porque sus situaciones son muy diferentes a las que vivimos la mayoría de la población.
La fatiga de la compasión hace que haya dos tipos de solidaridad. La que genera vínculo y tiene una relación directa con personas que lo están pasando mal y otra declarada, que es aquella que, a través de un click o un movimiento digital, parece que estemos colaborando a la mejora del mundo.
¿Qué reflexión debemos hacer ante esta realidad?
Debemos seguir observando lo que ocurre en la realidad. Intentando no ser superficiales y hacer dos movimientos. El primero el de la indignación y gritar ante todas esas situaciones de injusticia para generar compromiso social evitando la fatiga de la compasión. Por otra parte, podemos aportar en compromiso para hacer lo posible para evitar este tipo de situaciones.
Informe completo aquí