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Bizkeliza 5 Portada 5 “Aportan un cambio de imaginario en la comunidad”
28.05.2009

“Aportan un cambio de imaginario en la comunidad”

El pasado sábado, día 30, las cerca de 50 personas encargadas de la animación de las celebraciones en ausencia de presbítero (ADAP) que se celebran en nuestra diócesis, se reunieron en la casa de espiritualidad de Begoña en el que será su primer encuentro diocesano. Presidido por el obispo, monseñor Blázquez, se presentaron los datos de conjunto de la realidad de ADAP en la diócesis y una persona de cada vicaría compartió su experiencia en la animación de las celebraciones. Ana Berrizbeitia, de la delegación de liturgia y encargada de acompañar a los territorios en los que está establecido, nos acerca esta realidad de corresponsabilidad y de identidad comunitaria.

¿Qué son las ADAP?
Es un acto litúrgico de la comunidad cristiana que, cada domingo, a pesar de la ausencia de la eucaristía, se sigue reuniendo respondiendo a la llamada del Señor. Ese acto litúrgico es la puesta en práctica del subrayado que la iglesia universal hace: la importancia de que la comunidad cristiana se reúna, escuche la Palabra y participe del pan consagrado en la última eucaristía.
¿Dónde se están llevando a cabo?
En Bizkaia llevamos 20 años, un recorrido que comenzó en Arratia y en Carranza y que, a lo largo de este tiempo se ha ido implantando en Gernika y Mungialdea, en Oiz-Anboto, en Galdakao, Ugao-Orozko, Txorierri, Zona Minera y en Sodupe, Güeñes y Alonsótegi, siempre en función de la necesidad pastoral y siempre primando la Eucaristía como plenitud del domingo, y en espera de ella con las ADAP. Hoy, hay cerca de 130 personas que colaboran en estas celebraciones. Además, hay otros lugares, como Lea-Artibai y Uribe Kosta, donde están en proceso, en una etapa inicial.
¿Que está aportando esta experiencia a la vida diocesana?
Por un lado, ante la reducción en el número de presbíteros lo que hace imposible la presencia en cada comunidad, lleva a las cristianos y cristianas a tomar conciencia de nuestro ser comunidad, de nuestro ser Iglesia. Además, para que haya ADAP, hace falta organizarse, reunirse, aportar cada uno lo que pueda. Esto nos ayuda a profundizar en el sentimiento de formar parte de la comunidad. Por otro lado, aporta la novedad del ser un acto litúrgico, que está animado por diáconos, religiosas y laicas. Y el hecho de que el 95% de ese laicado sea femenino también supone una novedad, un cambio de imaginario importante en la comunidad cristiana.
En el ámbito de la remodelación pastoral también debería afectar en la medida en que se hace imprescindible un mapa celebrativo de cada UP que ayude a garantizar la centralidad de la Eucaristía, y las ADAP al que me refería antes.
 
¿Cómo son percibidas estas celebraciones tanto dentro de las comunidades como por parte de los que acceden esporádicamente a la celebración?


En el caso de las personas más habituales, la vivencia de estas celebraciones depende siempre del proceso previo que se ha llevado, de catequesis sobre la Eucaristía y la pedagogía utilizada para exponer los criterios pastorales. Se vive como una novedad en positivo, para el que no se da resistencia. En el caso de las personas que acuden a la celebración dominical de forma más esporádica, también se da ese elemento de sorpresa y de novedad y también, la mayor parte de las veces, en positivo, porque posibilitan que la comunidad se reúna el Día del Señor. Así nos lo hacen saber a quienes dinamizamos estas celebraciones.
¿Cuál es el perfil de las personas encargadas de dinamizar estas celebraciones?
El perfil es tan plural como lo son nuestras comunidades. La primera pluralidad  viene dada por la localización. El hecho de que una persona sea de la zona de Arratia o de las Encartaciones ya marca diferencias. Otra viene dada por la franja de edad, entre los 50 y los 70 años, que tienen las personas que colaboran en las ADAP.  Y por último, otro factor de pluralidad vine dado por los diferentes recorridos vitales de las personas, por su formación, profesión y experiencias diversas.
Sin embargo, también hay una tónica común que se enraíza en la identidad y sentimiento de pertenencia a un lugar, a una comunidad determinada, a la Iglesia.
¿Cómo llega una comunidad a plantearse esta forma de celebración dominical?
El proceso se inicia con la reflexión que se hace en un equipo ministerial ó de presbíteros sobre la situación respecto a la celebración de la eucaristía en las comunidades parroquiales de la unidad pastoral. Si parece necesaria la implantación de las celebraciones en ausencia de presbítero, nos pueden llamar a la Delegación Diocesana de Liturgia para que iniciemos el proceso. 
Y en ese caso, ¿Qué pasos debe dar una comunidad que se ve en la necesidad de recurrir a las ADAP?
En primer lugar es importante centrar bien los criterios pastorales que fundamentan esa decisión. También es necesario ir haciendo una adecuada catequesis con la comunidad sobre la importancia de la Eucaristía, y la razón de las ADAP, para que se reciba con sentido y de manera positiva. También será necesario subrayar y sensibilizar al conjunto de la comunidad sobre la necesidad de asumir  la responsabilidad, cada cual en lo que pueda, para llevar adelante esta decisión. Tras “tocar” la disponibilidad de las personas de la comunidad habrá que establecer un calendario progresivo, que ayude a ir aterrizando la experiencia, que se pueda ir evaluando, ajustando… Pero siempre dando los pasos de forma conjunta en la Unidad Pastoral, sin que nadie lleve otro ritmo.
¿Con que recursos cuenta una comunidad que está en esta situación?
En primer lugar, con el acompañamiento que, desde la delegación, les podamos dar. Además, disponen de documentos, materiales y recursos para cada domingo en la página web de la diócesis y, en el territorio, deberían contar con la ayuda y la coordinación de los propios presbíteros que, junto a las personas responsables, irán dando pasos en la puesta en marcha y mantenimiento de esta experiencia.