El obispo diocesano, en su mensaje mensual a la Diócesis explica que el mes de abril que acabamos de comenzar contiene las fiestas fundamentales de nuestra fe: la celebración del Misterio Pascual, de la muerte y resurrección del Señor. “Esta pascua fue ya admirablemente profetizada en la institución primigenia de la fiesta, cuando el Señor sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto a la libertad de los hijos. Aquella noche memorable, mandó perpetuar un ritual que era imagen de lo que estaba por venir. Consistía en una cena, con panes ázimos, sin la levadura de la corrupción, imagen del pecado; con hierbas amargas, figura de la pasión; de pie, con la cintura ceñida y los pies con sandalias, dispuestos a iniciar el camino hacia la libertad, hacia la eternidad; y por medio del sacrificio de un cordero, macho, de un año, intacto, asado al fuego del espíritu, cuya sangre pintada en las jambas de las puertas librará a los judíos de la muerte”.
El Obispo prosigue su texto diciendo que aquella pascua profética fue llevada a plenitud por Jesús hace dos mil años. “La figura se convierte en realidad que traspasa todos los tiempos y latitudes. Aquella pascua es realizada como memorial y presencia sacramental en el Triduo santo de la Semana Santa. Las fuentes de la salvación se nos ofrecen aquí y ahora para nosotros. Somos invitados a sumergirnos en este misterio de gracia, a asociarnos y dejarnos abrazar por Quien nos ha entregado su vida y nos ofrece la posibilidad de comenzar una vida nueva, renovados interiormente, en camino hacia la plenitud de nuestra existencia. Cuando Jesús entra en Jerusalén, aclamado por el pueblo judío que lo recibe como Mesías y Salvador, está pensando en todos y cada uno de nosotros, en su deseo de penetrar en nuestras vidas, con humildad y sencillez, montado sobre una cabalgadura humilde, sobre un borrico. No dejemos la oportunidad de abrirle la puerta de nuestro corazón. ¡Entra con toda la plenitud y fuerza de tu amor para renovar hasta lo más profundo de mi ser!”.
En su carta mensual, Mons. Iceta explica que “nos sorprenderá sentándonos a su mesa el Jueves Santo, partiendo para nosotros su Cuerpo en forma de pan, que nos hace hermanos con Él y entre nosotros, el pan de la caridad y del amor. Y nos da a beber de su sangre, imagen de la vida, que se derrama de su costado junto con el agua que purifica y el Espíritu que se nos entrega. Dejémonos lavar los pies por el maestro, que nos enseña que en la Iglesia la responsabilidad es siempre servicio, los cargos no son poder, sino ministerios. No se trata de subir, sino de bajarnos, de ponernos con Él y como Él a lavar los pies a los hermanos, a los menesterosos, a los necesitados, de servirlos con cariño y amor”.
Inicio de Semana Santa
El Obispo, que hoy presidirá el inicio de la Semana Santa en la celebración y procesión de Domingo de Ramos en la Catedral, recuerda en su texto que “le veremos cargar con todos los horrores de la humanidad, con nuestros propios horrores, infiernos y abismos inconfesables llevándolos al madero de la cruz y aniquilándolos en su muerte entregada, en una pasión tan extremadamente amorosa como el dolor inmenso e injusto que soporta. En esa cruz podemos encontrar sentido para nuestras propias cruces. Encontramos la oportunidad de ofrecerlas y asociarnos a la entrega del Señor, aunque muchas veces no comprendamos el sentido de nuestros sufrimientos. Pongámoslos en Él, fiémonos de Él”.
03.04.2014
Bendición de Ramos en la Diócesis
En todas las parroquias de Bizkaia se bendecirán los ramos que lleven los fieles a las celebraciones principales. Monseñor Iceta presidirá en la catedral de Santiago de Bilbao la Misa de bendición de Ramos y la procesión a las 12 del mediodía.