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Bizkeliza 5 75 aniversario 5 BizkaiBira: Voces hoacistas que caminan en comunidad
15.07.2025
Crónica del camino por Bizkaia

BizkaiBira: Voces hoacistas que caminan en comunidad

La BizkaiBira acabó este domingo, pero siguen llegando los ecos de esta experiencia, a través de distintas voces de personas que han participado en ella a lo largo de los 19 días, en los que la diócesis de Bilbao ha sido testigo de una marcha llena de pasos, símbolos, encuentros y compromiso. Personas de diferentes edades, realidades y procedencias han recorrido caminos que cruzan montes, rías, pueblos y barrios, haciendo visible una Iglesia que camina, que escucha, que se encuentra, que construye. Esta crónica recoge las palabras vivas de militantes de la Hoac que han formado parte de la BizkaiBira, en distintas etapas, "como eslabones de una cadena que sigue creciendo".

Bilbao – Galdakao. Miércoles 25 de junio

Casilda García, del grupo de la Hoac de Urreta, fue una de las personas que abrió este itinerario en la primera etapa de la BizkaiBira. Su caminar entre Bilbao y Galdakao fue un símbolo del arranque de un trayecto marcado por la diversidad y la fe. “Fue un día muy completo, naturaleza, escucha a otr@s, testimonio muy rico de las responsables de Pastoral de la Salud…  y conocer a más personas comprometidas. Sentía que era mi deber estar”.

Bizkaibira

Durango – Berriz. Martes 1 de julio

La jornada comenzó en el colegio de los Jesuitas de Durango, donde habían pasado la noche los grupos eskaut. “Nos congregamos en el campo de futbito para hacer la oración de la mañana y colocamos la pieza correspondiente a esta etapa en el mosaico-logo de la diócesis”, relata Zorione Fundazuri, del equipo de Iurreta-Durango.

La marcha se desarrolló entre un grupo “variopinto: jóvenes con mochilas pesadas, sus acompañantes, otras personas de diferentes realidades de la diócesis”. Fue un tramo duro por el calor y las cuestas empinadas, pero también lleno de ayuda mutua y generosidad. “A nadie le faltó agua y hubo manos que ayudaron con la carga, palabras que daban ánimos, tiritas para las heridas… y muy buen ambiente”, recuerda con emoción.

Bizkaibira

La llegada a Berriz estuvo marcada por el calor humano: “Nos dieron la bienvenida en el convento de las Mercedarias con una gran pancarta”. Para Zorione, la experiencia fue reveladora: “Es muy gratificante sentirse parte de una gran cadena, ser un eslabón más de esta diócesis que camina, que sale a las periferias de su geografía, que ayuda a descubrir a las personas otras realidades”.

Ziortza – Gernika. Jueves 3 de julio

En esta etapa, la paz y la reconciliación fueron el eje central. Jon Elordui, hoacista de Casco Viejo y director de Lagungo, lo describe así: “Ese día era especial por la paz,  la reconciliación, porque en estos 75 años nuestra Iglesia diocesana ha intentado dar respuesta a los retos sociales del momento y del mundo y también en las situaciones de violencia que hemos vivido a nivel local en nuestro propio país y también a nivel internacional”. En un recorrido de gran valor simbólico, unas 50 personas caminaron juntas hacia Gernika, “nuestro lugar emblemático como ciudad de la paz”.

Se vivió una intensa jornada de reflexión: “Tuvimos ocasión de participar en diálogos y actividades tanto para jóvenes como para adultos”. El día finalizó con una “concentración silenciosa cargada de simbolismo en la plaza pública de Gernika”. Para Jon, fue también “un recorrido muy bonito… donde pudimos compartir toda esa zona rural y de la costa del Urdaibai”.

Bizkaibira

Plentzia – Portugalete. Lunes 7 de julio

Esta etapa fue, para Jon Elordui, una síntesis personal y comunitaria. “Este día era centrado en la paz obrera y fue magnífico para reflexionar y recordar que el trabajo es para una vida digna”. Cerca de 100 personas caminaron, bajo lluvia, viento y frío, uniendo márgenes izquierda y derecha, y realidades: “Un paso cargado de simbolismo”. “A nivel experiencial yo destacaría que esta experiencia de la Bizkaibira ha sido una oportunidad, uno, para reconocernos en una historia compartida personas adultas, jóvenes, laicado, sacerdotes. Segundo, nos ha servido mucho para cohesionarnos más, descubrirnos también cada uno en su particular historia, porque esta experiencia se ha ido apoyando en asuntos centrales de una iglesia encarnada en el mundo, en mi caso pues era la paz y la dignidad en el trabajo”.

Jon portó el testigo en representación de Pastoral Obrera hasta entregárselo a Maite. “Fue un momento importante, de encuentro”, destaca. Y añade: “Me hizo mucha ilusión, porque ella ha llevado muchos años, trabajando en la Pastoral Obrera, y fue un momento importante”.

Además, la decisión del grupo Lagungo de participar en esta etapa tuvo una motivación clara: “Nos juntamos gente que trabajamos con realidades familiares en situación de vulnerabilidad social, uniéndolo a personas que viven en condiciones de vida y trabajo indignas”.

Bizkaibira

Más allá del camino físico, Jon resalta el carácter sinodal de la marcha: “Ha sido una experiencia de comunión y de sinodalidad… con protagonismo compartido del laicado y del ministerio ordenado”.

El Regato – Bilbao. Domingo 13 de julio

La etapa final, de El Regato a Bilbao, cerró este recorrido de 19 días con una fuerte carga emocional y simbólica. “Ahí seguía el testigo de la Cruz que ha pasado de mano en mano… con la huella de tantos lugares, conversaciones, rostros, vivencias”, recuerda Maite Valdivieso que realizó esta etapa.

En esta jornada, la parábola del Buen Samaritano marcó la reflexión: “Poner en el centro la persona y su dignidad, ahondar en la acogida, la construcción de la paz, el cuidado de la casa común…”. Maite lo resume así: Sabernos comunidad, iglesia samaritana, misionera, llevando a nuestros ambientes la propuesta humanizadora del Evangelio. Nos seguimos encontrando, en camino, en medio de nuestros pueblos, barrios, lugares de vida y trabajo”.

Una experiencia que deja huella

Las voces que han formado esta crónica hoacista coinciden en que el camino ha sido más que un recorrido físico. Ha sido una vivencia de comunión, de Iglesia encarnada, una expresión viva del Evangelio. Como dijo Jon: “Creo que ha marcado un hito histórico. Cuanto más hemos participado, más rica ha sido la experiencia”.

El testigo ha sido símbolo de continuidad y compromiso, de historia compartida y esperanza futura. Una propuesta de Iglesia que camina junta, que escucha, que se compromete con la paz, el trabajo digno, la justicia, el cuidado y la fraternidad. Una diócesis que, al mirar hacia adelante, se reconoce caminando con otros y otras. Como señaló Maite al final del camino: “Sabernos comunidad… llevando a nuestros ambientes la propuesta humanizadora del Evangelio”.

Acto público de denuncia junto al horno alto de AHV de Sestao.