Cáritas celebra hoy su fiesta anual

2011 es el Año Internacional y Europeo del voluntariado. Para Cáritas esta conmemoración supone una oportunidad para sensibilizar y transmitir nuevos valores. “Cáritas –explican responsables de la institución- quiere hablar de algo más que de voluntariado como acción ciudadana, quiere hablar de fraternidad y compromiso como manera de situarse en el mundo desde su ser cristiano y esperamos que el Año europeo del voluntariado contribuya a difundir todavía más los valores de participación y solidaridad en un momento especialmente duro por la crisis económica”.
Programa del día
La Eucaristía, que estará presidida por el obispo, monseñor Mario Iceta, se celebrará en la iglesia de San Román, en el mismo barrio de La Cuesta (Zierbena). Durante la jornada, varias personas ofrecerán sus testimonios como voluntarios y voluntarias de Cáritas y la responsable de voluntariado de la organización, Lourdes Fernández, presentará las conclusiones del encuentro sobre voluntariado celebrado recientemente en el Escorial. Durante toda la jornada habrá juegos organizados e hinchables para los niños y niñas, además de talleres y venta de productos de Comercio Justo por parte de Kidenda…
El voluntariado
Para Cáritas Diocesana su tesoro más preciado son todos y cada uno de los voluntarios que componen el gran grupo de colaboradores de la institución. Dos de ellos nos dejan un pequeño testimonio de su experiencia
Claudio Jáuregui Fuente: “Mi llegada al voluntariado en Cáritas no fue de golpe, fue después de un proceso de discernimiento. Después de la situación que se me presentó con mis problemas de salud, empecé a cuestionarme como podía ser mi vida; lo primero de todo, fue el tratar de aceptar lo que era capaz de hacer y lo que no, y no dar por supuesto que estaba limitado para poder comprometerme. Que no podía, ni debía retirarme de la vida, por eso decidí que iba a intentar vivir, tal y como yo quería, con dignidad, con valor, con ilusión, con alegría, con tesón y sobretodo con coherencia…. Había tenido que vivir una situación límite para darme cuenta de ello, yo que había estado centrado en multitud de pequeños actos, me di cuenta de que lo mas importante para mí, era el cariño de mi mujer y mis hijos, de mis amigos, de mis vecinos, que con sus ánimos me daban fuerza y me sostenían. No hacía falta que dijeran o hicieran grandes cosas para sentirlos cerca. Fue entonces, al darme cuenta de lo afortunado que era, al poder disfrutar del cariño de tantas personas, cuando decidí, que todo eso no podía quedármelo para mí, que debía compartirlo e irradiarlo a los demás; y como conocía la vida de la parroquia, también conocía Cáritas, y a sus voluntarios, y la magnífica labor que hacían en sus diferentes proyectos. Es por ello que me acerqué a la persona responsable y le dije que podía contar conmigo para lo que Cáritas dijese y, al cabo de un tiempo, me contestaron que habían pensado que podía colaborar en el Equipo de Acogida, en el cual estoy desde hace 7 años.
La Acogida, como su propio nombre indica, es el primer contacto con Cáritas para las personas que se acercan demandando algún tipo de ayuda. Me gustaría animar a todos aquellos, tanto mujeres como hombres, sensibles ante la situación de tantas personas necesitadas y desfavorecidas en nuestra sociedad, a que dediquen su tiempo, para intentar que esta sea más justa y solidaria, a vivir abiertos a los demás, volcando su amor con el convencimiento de que es la única manera que nos acerca a las personas y, tengo la seguridad, que en Cáritas van a encontrar el proyecto que se acomode a su necesidad de compromiso”.
Anuska Goikoetxea Mendibil: “Actualmente soy la consejera de la Vicaría I y, como tal, lo que hago es participar en el consejo de Cáritas llevando la voz y las decisiones de la Vicaría, ante los diferentes temas que van surgiendo en nuestra organización. Mi vinculación a Cáritas, como voluntaria, empezó hace algo más de seis años, cuando pusimos en marcha el equipo de acompañamiento a mayores. La labor de este equipo es visitar, acompañar a las personas mayores de nuestro pueblo, con el objetivo principal de paliar las carencias que estas personas pueden sufrir debido al aislamiento y al sentimiento de soledad. Otro de los objetivos es que los familiares dispongan de un tiempo de respiro en su día a día, en el cuidado de una persona mayor.
Al pensar los motivos que me llevaron a ser voluntaria, me he dado cuenta que ha habido momentos en los que alguien me ha hecho parar mi ritmo de vida y así poder observar a quienes están a mi alrededor: familia, amigos, vecinos… descubriendo que siempre hay alguna persona a la que un pequeño apoyo le ayuda a mejorar su situación. Yo os invitaría a todos a parar y simplemente observar, seguro que descubrís más cosas de las que creéis, pero habrá siempre algo con lo que os identifiquéis más y digáis “yo aquí tengo algo que hacer”, luego ya se verá cómo y el tiempo que se le puede dedicar.¡Inténtalo! Fijo, que algo puedes hacer».