Querido Joseba:
Con mucho gusto te escribo estas líneas para agradecer tu siempre plena disponibilidad a lo que Dios, por medio de su Iglesia, te ha ido pidiendo a lo largo de tu vida. Te conocí en Ecuador y ya la primera impresión que me llevé fue la de estar ante un hombre de Dios: persona de fe, sereno, amable, intuitivo, alegre, con profunda experiencia en el campo de la evangelización y, de modo particular, en el servicio a los más pobres y en la ilusión por sembrar el Reino de Dios para que creciera la semilla de su amor. Al regresar a la tierra que te vio nacer y a la Iglesia donde abriste los ojos a la fe no me equivoqué al nombrarte vicario general. Tu corazón ya se había ensanchado al mundo entero. Y la alegría fue muy grande cuando aceptaste el nombramiento como obispo auxiliar. Tengo un recuerdo extraordinario de tu servicio tanto como vicario como después auxiliar. Tu capacidad de trabajo es extraordinaria, tu visión desde la fe y la esperanza es profunda, la agudeza de comprender los problemas, la capacidad para avistar caminos de solución, los dones que Dios te ha dado para ser hombre de comunión y concordia. Y esto, desde la humildad y sencillez de vida, desde la lealtad y magnanimidad, desde la profunda oración y la caridad permanente hacia los demás. La diócesis de Bilbao puede estar, con razón de fiesta. Llega un buen pastor que seguirá entregando la vida por amor a Dios y a los hermanos.
Te acompañaré feliz y ciertamente emocionado a tu inicio del nuevo ministerio y seguiré cuidando la amistad y la fraternidad que hace años comenzó a brotar y que seguirá creciendo. Me pongo a tu servicio para lo que humildemente te pudiera ayudar. Cuenta conmigo. Yo también cuento contigo.
Gracias Joseba.
Besarkada estu bat.
Zure laguna.
+ Mario