«Francisco de Asís encontró a Cristo abrazando a un leproso que malvivía en las periferias de la condición humana. Con ese gesto profético, Francisco se abrió a la experiencia de la relación que se entrega al diferente porque su corazón está abrasado por un fuego interior: el amor a Cristo en el hermano y a la Creación entera», explicaba el delegado de Ecumenismo, Miguel Ángel Esnaola, tras el encuentro ecuménico de ayer, en el que se reunieron «en el nombre de Dios, Creador, Redentor y Sustentador de la Tierra y de todas sus criaturas”.
La celebración ecuménica vivida ayer, en la fiesta del Santo de Asís, fue un momento conclusivo, íntimo y comunional del “Tiempo de la Creación” celebrado en nuestra diócesis desde el día 1 de septiembre, que convocó a cristianos tan diversos como plural es nuestra realidad hoy. «Todos llamados para volvernos al Dios de la Vida que camina a nuestro lado y se hace interlocutor en la ‘Tienda del Encuentro’. ¿Seremos capaces de hacer que nuestras comunidades, la sociedad, sea un hogar sin exclusiones?». Creatividad, súplica y alabanza fue la celebración en la que participó la Coral San Antonio de Iralabarri.
La “Tienda del Encuentro” se fue iluminando desde el interior con los diversos testimonios de hospitalidad compartidos por los representantes de las Iglesias «inspirados por san Francisco de Asís, –resaltan- la hospitalidad ofrecida se hizo signo profético de una humanidad reconciliada que desea respetar y cuidar a todo lo creado. La fraternidad entre los seguidores de Cristo será la base segura sobre la que construir un hogar (“oikos”), un futuro de relaciones; una convivencia reconciliada que, como Francisco, abrace a los olvidados porque son nuestros, porque son Cristo».