En la eucaristía se hizo visible el lema de este año «Unidos en la alegría de Jesús», con una llamada especial a continuar construyendo una accesibilidad universal para todas las personas, «pidiendo al Señor que transforme nuestras vidas: para cambiar nuestras actitudes personales, sociales y eclesiales; con atención a crear senderos de fraternidad y justicia, y caminos de inclusión y acogida para que se haga realidad el amor de Dios».









