Un proceso en dos fases
Calendario establecido para la consulta principal:
1ª FASE: Preselección de candidatos
- 1 de diciembre de 2025: Envío de materiales para la primera fase.
- 22 de enero de 2026: Fecha límite para la recepción de las respuestas (hasta las 14:00 h).
- 23 de enero de 2026: Escrutinio y presentación de los resultados al Obispo.
El objetivo de esta primera fase es preseleccionar, mediante un sistema de puntuación ponderada, los tres nombres más votados para el cargo de vicario general y los tres para vicario territorial de cada territorio.
2ª FASE: Propuesta definitiva
- 16 de febrero de 2026: Envío de materiales para la segunda fase.
- 23 de marzo de 2026: Fecha límite para la recepción de las respuestas (hasta las 12:00 h).
- 23 de marzo de 2026: Escrutinio y entrega de los resultados al Obispo.
En esta fase final, los participantes elegirán un único nombre para vicario general y otro para su respectivo vicario territorial de entre las listas orientativas resultantes de la primera fase, aunque se mantendrá abierta la posibilidad de votar por candidatos no incluidos en ellas.
Tras un período de discernimiento por parte del obispo, se comunicará la decisión final.
La toma de posesión de los nuevos cargos está prevista para el 1 de septiembre de 2026.
Participación
Están llamados a participar en la elección los miembros del ministerio ordenado (presbíteros, religiosos y diáconos permanentes) con voto individual, así como una amplia representación de laicado, a través de órganos de corresponsabilidad, consejos pastorales, institutos de vida consagrada, movimientos, asociaciones y mesas vicariales, que emitirán un voto colectivo.
El proceso electoral garantiza que las personas que pertenezcan a varios colectivos solo puedan participar una vez. La metodología detallada incluye el uso de papeletas y sobres específicos para asegurar la confidencialidad del voto.
Con este proceso, que une el cumplimiento del plazo canónico de los vicarios territoriales con la aplicación voluntaria de los principios sinodales a la figura del vicario general, la diócesis de Bilbao pretende reafirmar su compromiso con un modelo de gobierno participativo, transparente y en evaluación continua.






